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lunes, 26 de diciembre de 2022

La sombra de las dos Españas

Duelo a garrotazos (1819-1923). Óleo sobre revoque,
trasladado a lienzo, de Francisco de Goya. Fuente: Wikipedia

Hace unos días, conversaba con un amigo sobre la crisis política que se ha desatado con la admisión a trámite del recurso de inconstitucionalidad que el Partido Popular ha formulado contra la ley de reforma del Tribunal Constitucional. A título informativo, recordemos que dos magistrados de este Tribunal se encuentran ejerciendo sus funciones con el mandato caducado y que el fin primordial de esta reforma legislativa consiste en modificar el sistema de elección de sus miembros, para evitar situaciones de bloqueo por falta de acuerdos entre los partidos mayoritarios. De este modo, mi amigo y yo nos preguntábamos si la derecha política y judicial podría cometer de veras un golpe de Estado en España, con o sin uso de la fuerza bruta, y dar un paso más allá del grave atentado a la separación de poderes que se ha cometido en estos días, convirtiendo a dos magistrados en jueces y partes de un asunto que les incumbe directamente. Yo manifesté mi escepticismo sobre esa posibilidad, pero mi amigo defendió que, a partir de ahora, la derecha podría consumarla en cualquier momento, con la pasividad absoluta de las instituciones europeas (a favor de su argumento, citaba el caso de los gobiernos de extrema derecha en Polonia y Hungría, cuyos desmanes han permitido las autoridades comunitarias). Sobre la base de los hechos actuales, mi amigo y yo nos centramos en lo que podría suceder si la derecha cometiera ese golpe de Estado. Por lo tanto, no hablamos de lo que podría suceder si lo consumara la izquierda, pues hoy en día parece del todo improbable, cuando no francamente imposible. Ninguna fuerza política de izquierdas pretende quemar iglesias en la España de 2022.

Enseguida me vino a la mente el panorama de las últimas encuestas electorales: por un lado, aparece el bloque de los votantes progresistas, que daría sus votos al PSOE y a una posible confluencia entre Sumar y Podemos (¡que pacten de una vez, por favor!); por otro, el bloque granítico de las derechas, que alcanza un volumen algo mayor que las izquierdas y que apoya fielmente al PP y a Vox; y, entre ambos, una pequeña suma de partidos nacionalistas y regionalistas, que buscan la satisfacción de sus intereses particulares, pero que en general pactan más a menudo con el bloque progresista, pues la derecha hispánica no tolera ni respeta más nacionalismo que el suyo. Por lo tanto, la sombra de las dos Españas, la roja y la azul, la republicana y la monárquica, las que simbolizan las figuras del caballo y del toro en el Guernica de Picasso, aletea sobre el arco parlamentario como un fantasma que casi medio siglo de democracia no ha conjurado todavía. No creo que la identidad española surja de una esencia inmutable, de una realidad metafísica situada más allá de la historia, porque las naciones son lo que deciden sus pueblos o lo que mandan sus élites en cada siglo, pero desde los inicios del XIX, con el conflicto entre liberales y absolutistas, los sectores reaccionarios emprendieron un largo duelo a garrotazos contra los defensores del progreso. Desde su origen, este duelo fue prolongándose en otros episodios, hasta alcanzar su apoteosis en la guerra civil española, y todavía parece lejos de haberse terminado, aunque el maltrecho sistema constitucional impida, al menos por ahora, que la sangre baje hasta el río.

De este modo, la España conservadora se considera dueña eterna del país, con la supuesta legitimidad que le otorga su pasado imperial y católico, y mira a la otra España con recelo, como si se tratara de un inquilino desagradable que debe someterse a las condiciones del propietario, aunque no sean justas ni razonables, para no terminar desahuciado a palos. La ausencia de una derecha liberal de corte europeo, a la que el bloque progresista podría admitir como un adversario leal y respetable (véase, por ejemplo, cómo Ciudadanos ha pasado a convertirse en una fuerza testimonial), y el enorme poder institucional y económico que la Iglesia católica aún acumula, a pesar de la secularización de las costumbres, podrían enumerarse entre los factores que explican esta situación. A partir de estas ideas, la conversación con mi amigo me suscitó un nuevo interrogante: si la España conservadora llevase a cabo un golpe de Estado, ya fuese duro o blando como los turrones, ¿qué podríamos esperar los que formamos parte de la otra España, por ideología, etnia, género o cualquier otra circunstancia? ¿Nos veríamos obligados a marcharnos del país una vez más, ante las amenazas de represalias, o podríamos conformarnos con el exilio interior bajo la condición de guardar silencio? Mi amigo, de natural pesimista, me respondió que en tal caso deberíamos hacer las maletas.

Acabada la conversación, la respuesta de mi amigo me dejó pensando y todavía me planteó una pregunta más en mi fuero interno: en caso de que la derecha política y judicial tomara represalias contra la España de izquierdas tras un golpe de Estado, ¿cómo reaccionarían los votantes conservadores? ¿Se atreverían a manifestarse en masa, denunciando a sus propios líderes como golpistas, para exigir la restauración del orden constitucional vulnerado? ¿O, por el contrario, casi todos aceptarían la mano dura del nuevo régimen e incluso algunos se sentirían complacidos con los actos de represalia, jaleándolos como la nueva cruzada contra los enemigos del país? De súbito, imaginé una sociedad semejante en cierta forma a la de posguerra, en la que el miedo y la delación se habrían extendido como plagas. Imaginé que las personas con las que nos relacionamos todos los días (compañeros de trabajo, vecinos, amigos, conocidos e incluso familiares) podrían colaborar con la nueva represión por diversos motivos: para darles rienda suelta a sus antipatías, rencores y enemistades, para mejorar su posición económica y social e incluso para evitar las represalias a cambio de convertirse en delatores. Había concebido una pesadilla despierto. Y me di cuenta de que yo no tenía respuestas claras a ninguna de las preguntas que me había planteado. Solo espero quedarme para siempre con este manojo de mis dudas, pues hay preguntas que no merece la pena responder.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Operación Farinelli

Ángel de la Virgen del Magnificat (1481).
Temple sobre tabla de Sandro Botticelli.

(De cuando Corinna Larsen confesó que agentes de los servicios secretos españoles habían inyectado hormonas femeninas por la espalda a Juan Carlos de Borbón, con el permiso de Sofía de Grecia, como una forma de castración química para poner fin a sus amoríos con la rubia cortesana)

Ay, Juan Carlos el fugado,
Corinna te despelleja
y en su programa se queja
de ti, rey desenfrenado,
químicamente castrado
con la anuencia de Sofía,
pues, a falta de la CÍA,
la que todo soluciona,
guardan aquí la corona
los agentes de la TÍA.

Quisieron tales audaces
verte como los eunucos,
pero sus malvados trucos
no resultan eficaces
para gónadas tenaces.
Yo nada sé ni comprendo,
pues, como salen diciendo
Corinna y sus confesiones,
aunque no tengas cojones,
vas a morirte jodiendo.

Sofía, cómplice muda,
hizo de mosquita muerta,
mientras iba muy alerta,
y así permitió, sin duda,
la maniobra cojonuda.
Presa fiel de su marasmo,
quiso impedirte el orgasmo,
que, si tramita un divorcio,
tú, follando sin consorcio,
reventarás de un espasmo.

Si cobrases las maneras
de un ángel de Botticelli,
si con voz de Farinelli
cantases arias ligeras,
las inyecciones arteras
al fin habrían servido,
pero tú, desprevenido,
solo sirves en la cama,
si algún caudal se derrama
de tu calzón descosido.

Juanca, senil Abelardo,
ni siquiera de esta guisa
te alejas de tu Eloísa,
porque mantienes, gallardo,
los cojones a resguardo.
Tus amatorias hazañas
usan tales artimañas
que Satanás hoy te envidia,
porque ni Dios te fastidia
si reinas en las Españas.

domingo, 4 de diciembre de 2022

José Carlos Cataño y la mística del mundo

José Carlos Cataño. Foto: Iván Pagant

La poesía de José Carlos Cataño (La Laguna, 1954 – Barcelona, 2019) podría inscribirse en una larga línea de autores que beben en la fuente de las tradiciones místicas y que se ha manifestado con especial fuerza en la modernidad literaria, como una reacción contra el desencantamiento del mundo y la tiranía de la razón instrumental. Este recurso a la mística no implica que el autor canario se ponga al servicio de ninguna ortodoxia religiosa, sino que aprovecha las metáforas de la cultura judeocristiana para trasladar al lenguaje poético su pensamiento y sus experiencias vitales.

A partir de esta singularidad, su obra se encuadra en la historia literaria de las islas y reúne las cuatro notas definitorias de la poesía canaria según Ángel Valbuena Prat (el aislamiento, el cosmopolitismo, la intimidad y el sentimiento del mar), situándose de pleno derecho en una tradición que parte del modernismo, atraviesa las vanguardias y sus secuelas y alcanza nuestros días. La pasión viajera de Cataño, que lo llevó por diversos lugares del mundo, y sus largos años de residencia en Barcelona (desde 1977 hasta el final de su vida) no modificaron estas características de su poesía, sino que le permitieron acentuarlas. Desde su exilio personal, el poeta dialogó de forma ininterrumpida con su archipiélago originario.

Tras la impresión de la plaquette Jules Rock en 1973, la poesía de Cataño se compone de los siguientes títulos aparecidos hasta la fecha, tal y como se recogen en la Obra poética publicada por la editorial Pre-Textos: Disparos en el paraíso (1975-1979), Muerte sin ahí (1980-1985), El cónsul del mar del norte (1983-1988), A las islas vacías (1989-1994), Para enterrar a los muertos en las palabras (1994-1999) y Lugares que fueron tu rostro (2000-2007). A pesar de su desafección general hacia escuelas y corrientes, esta obra repite ciertos temas, imágenes y patrones que permiten interpretarla con base en cuatro motivos esenciales (la tierra, el agua, el cielo y la experiencia del amor), atravesados por los diversos referentes culturales que jalonan su obra.

Sin embargo, antes de abordar estos cuatro motivos, debe tenerse en cuenta un hecho que marca un antes y un después en la vida y la obra de Cataño: su conversión al judaísmo. El poeta adopta esta religión en 1977, hacia los veintidós años, y cabe suponer que su conversión debió de percibirse como un hecho insólito en un momento en que la huella del nacionalcatolicismo permanecía fresca en la memoria colectiva. Esta filiación cultural puede rastrearse en los poemas de libros como Disparos en el paraíso, Muerte sin ahí o Para enterrar a los muertos en las palabras, en los que las ideas de la diáspora y del sacrificio y las alusiones a ciertos mitos del Viejo Testamento (Abraham y Moisés) desempeñan un papel fundamental. En todo caso, la influencia judía no le impide a Cataño manejar metáforas y símbolos procedentes de la mística cristiana, desde la conciencia del origen común de ambas tradiciones religiosas.

La tierra se presenta como signo y memoria de los orígenes perdidos, pero también sugiere la dualidad impenetrable de la vida y la muerte. La casa originaria del poeta desaparece para no volver nunca, salvo en los espejismos del recuerdo, como se expresa en Disparos en el paraíso: La casa ardía sobre el oscuro pelaje del océano. / El último olor se desataba en transparente humareda. / Hálito, olor a nada, memoria quieta. / Sus ojos son ahora rescoldos del vacío / Por donde escapa el negro, último ruido de la vida / Sin despedirse del cuerpo / Que repite la monótona compasión de las paredes. La conciencia de la finitud se muestra en poemas como Elegía marina, incluido en el mismo libro y dedicado a la madre del poeta, a quien este recuerda con especial emoción: El mar que penetraba por el borde más alto / Del sol será el último mar / Para dorar tu frente. Como / Si el mar que terminara de un golpe / Cumpliera tu figura. En contraposición al fuerte vínculo materno, la relación con el padre se configura como una lejanía dolorosa, como si Cataño se hubiera rebelado contra su autoridad y más tarde buscara reconciliarse con él a través de la memoria, lo cual se refleja en algunos textos de su obra A las islas vacías. La dimensión personal de la tierra se transforma en una dimensión colectiva gracias a los poemas de Para enterrar a los muertos en las palabras, en los cuales se alude al trauma colectivo de la conquista de Canarias: ¿Hay patria que cantar? Trazamos / el color de la sombra / de los cuerpos ausentes y nombramos / lo que la aviva / Con los restos de los borrados / en la lengua de sus verdugos.

El agua aparece como un motivo destacado en esta obra poética, sobre todo bajo la forma de las aguas marinas. De este modo, Cataño se integra en una estela de cantores del océano que nace del modernismo de Tomás Morales, con Las rosas de Hércules, transita las vanguardias de la mano de autores como José María Millares Sall, con su poemario Liverpool, y desemboca en la contemplación luminosa de Manuel Padorno, con su libro A la sombra del mar, o en la sobriedad meditativa de Luis Feria, con su obra Más que el mar. Para Cataño, el mar constituye una posibilidad infinita de renovación y redención frente a todo lo oscuro que contiene la tierra, como un agua sobrenatural que puede salvarnos. Esta visión se reproduce en su poemario A las islas vacías: Vendrá otro azul, el deseado, / Silenciando la marea de los muertos / Dorada hasta los faros / Distantes, / Alzada sobre el fragor de la tierra, / Rendida en los márgenes. [...] Vendrá otro azul y no habrá sombra. / No habrá nombre. La presencia del mar y de sus matices simbólicos va aumentando a medida que Cataño madura su obra poética, hasta llegar a los poemas de Lugares que fueron tu rostro, en los que se ahonda en la conciencia de la mortalidad a través de imágenes acuáticas: Incansable mar de batallas / Por las fronteras líquidas, / Cuántas tumbas abres y dejas / Lejos del horizonte.

Como poeta del cielo, Cataño refleja lo vívido y cambiante de la esfera celeste con más asiduidad que muchos otros autores canarios. Desde esta esfera, la aceptación de la muerte se expresa a través de símbolos como el ocaso o las nubes, que se repiten a menudo a través de los años, si bien su presencia se acentúa en la producción final del autor. De hecho, en Lugares que fueron tu rostro, el poeta prefigura su fin en el volátil destino de las nubes, que vagan condenadas a no poder adoptar una forma fija y que no verán la estrella de la mañana al día siguiente: Lágrimas blancas las que pasan / Sin encontrar ribera, sin figura / En donde hacerse carne. / Y la estrella alta, sola y en sí misma, / Solo se mostrará a otros ojos / En la mañana que será otro día. / Miro pasar las nubes / Y se me llevan. En algunas ocasiones las imágenes del cielo sugieren un panteísmo spinozista, en el que el individuo se funde con el cosmos, pero en otras evocan las alturas como un espejo simbólico de la tierra y del ser humano, de acuerdo con las enseñanzas herméticas y cabalísticas, según las cuales lo que está arriba es como lo que está abajo.

El amor se representa como una forma de destrucción, en consonancia con las ideas plasmadas por Vicente Aleixandre en La destrucción o el amor: se trata de la aniquilación de dos conciencias individuales para crear una nueva realidad, un nuevo yo que surge de la fusión de los anteriores. Esta concepción se afirma claramente en Disparos en el paraíso: Si fuésemos algo / Seríamos dos abismos, / Nada más que dos abismos– / En el tuyo arrojaría / La sombra vertiginosa de mi ser. Y en los últimos años de su vida, cuando contempla las tardes con sabor a duelo, el poeta sigue refiriéndose a la persona amada con idéntica devoción que en otras épocas de su vida. Sabe que es humano y, como tal, imperfecto, que no puede colmar del todo las expectativas de quien lo ama, pero ofrece la sinceridad absoluta de su sentimiento a cambio de la correspondencia en el amor, como se plasma en algunos versos de Lugares que fueron tu rostro: No puedo darte nada más / que este ahora de todo en abandono, / como si cumpliera una respuesta o un deseo / que ya no importa.

En conclusión, podría decirse que la obra de José Carlos Cataño se erige como un barco solitario en las aguas de la poesía canaria contemporánea. Introduce el judaísmo y sus referencias culturales como un elemento nuevo en esta tradición, que dota de un sentido metafísico a su nostalgia de los orígenes y a su exilio personal. A través de sus motivos e imágenes, Cataño describe un itinerario simbólico en el que encuentra el círculo irrompible que une la vida con la muerte. No busca un puerto seguro, sino que sigue su propio sendero invisible entre las olas para descubrir la inesperada belleza de los horizontes abiertos. Después de su lectura, solo cabe desear que el poeta siga escuchando el rumor del mundo por nuestra frágil memoria.

(Resumen de la intervención leída en la mesa redonda “José Carlos Cataño, escritor plural”, organizada por la Sección de Literatura del Ateneo de La Laguna el 11 de noviembre de 2022, en la Biblioteca Municipal de La Laguna)

martes, 29 de noviembre de 2022

Perro mío

El perro del autor, ante las sabinas de El Hierro.

Bajo la noche plácida y segura,
descansas tu negrísimo pelaje
sobre la tersa cama,
cuya sábana cubre tu hermosura
de pliegues de su cálido ropaje.
Lo que la humanidad aplaude y ama,
con su feria de loca desmesura,
me parece basura
si estás al cabo, grácil y durmiente,
respirando la forma del presente
sin la memoria del antaño duro,
sin las incertidumbres del futuro.
Y así no quiero nada, perro mío,
sino que duermas hoy a mi costado,
salvándome del frío
con alegre tibieza,
pues el género humano, desdichado,
carece de tu incólume nobleza.

jueves, 24 de noviembre de 2022

Cronos

Cronos esperando (1876). Escultura en mármol
de Santo Saccomanno, situada en el cementerio
de Staglieno (Génova).

(Breve juego en verso ropálico)


Dura
figura
soy al mundo:
largo y profundo,
mi curso sinuoso
de río caudaloso
nunca desanda su paso,
pues en la aurora y el ocaso
mi canción infinita resuena,
y el péndulo, que sigue mi cadena
de minutos incólumes y fríos,
me divide en segmentos impíos,
y, sin descanso, mis caudales
marcan signos zodiacales
para la profecía
de la astrología:
sobre mil tronos,
yo soy Cronos,
inerte
muerte.

viernes, 28 de octubre de 2022

Paradoja

Retrato de un caballero (1510). Óleo sobre lienzo
de Vittore Carpaccio. Fuente: Wikiart

Muerte me dan tus ojos, afilando
sus matices de negra turmalina,
pero vida también, resucitando
mi corazón de sangre mortecina,
y a solas me pregunto, vacilando,
si el eros o la muerte me domina,
porque soy a tu lado, según veo,
moribundo inmortal si te deseo.

Díganme

El sueño del caballero (hacia 1650). Óleo sobre lienzo de Antonio de Pereda.
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Fuente: Wikipedia

Miro los jóvenes ufanos,
varones y mujeres invencibles
(yo lo soy todavía,
pero me pesa la vejez futura,
la que veo marcada
sobre la piel de mis antecesores).
Todos habitan, dulces maniquíes,
los grandes almacenes de la carne,
mostrándose en la sombra
como soles a precio de mercado.
Todos compiten, vanidosos,
en el concurso de las apariencias,
buscando las magníficas medallas
y las atronadoras ovaciones.

Pero díganme quién, al fin y al cabo,
quién vendrá a rescatarlos en su muerte
(y así también a rescatarme)
de la decrepitud y la agonía,
cuando su carne sea vieja,
cuando la soledad, azul oscura,
cubra los pies de sus heladas camas.
Díganme quién, a solas,
enjugará su llanto
desamparado (y a la vez el mío),
si clausuran los grandes almacenes
y solo quedan polvo y telarañas
donde presumen hoy, a todas horas,
de su frágil destello.
Díganme, si lo saben,
qué mano firme sostendrá sus manos
cansadas (y las mías),
cuando todo presagie su derrumbe.

Perduración

Memorial de la batalla de Gettysburg, en el sitio de este histórico combate
(Pennsylvania, Estados Unidos). Fuente: Civil Discourse

He creado un monumento más duradero que el bronce.
(Horacio)

Tu fama no será la de quien gana
la muerta sombra de los monumentos:
latirás en alados pensamientos
de la futura humanidad arcana,

pues al fin tu memoria soberana,
conjurando los hechos más violentos,
no temerá declives o lamentos
aterradores de la historia humana.

Con fulgurante música, mi verso
delatará que fuiste vida mía,
pregonando mi voz en lo disperso,

y así, cuando seamos tenue sombra,
nos eternizará la poesía,
con silente sonido, si te nombra.

miércoles, 19 de octubre de 2022

La decadencia de un barrio

Vista del puente Zurita, en el barrio de Salamanca
(Santa Cruz de Tenerife). Foto: Ramiro Rosón

(Breves crónicas sobre delincuencia, marginalidad y salud pública en el barrio de Salamanca, situado en el centro de Santa Cruz de Tenerife, durante el periodo 2020-2022)

1 de septiembre de 2020.–La violencia callejera sacude el barrio de Salamanca: poco antes del mediodía, un drogadicto salió por la avenida Islas Canarias, gritando con un cuchillo en la mano y persiguiendo a dos jóvenes, porque uno de ellos, según decía, le había dado un golpe mientras manejaba una bicicleta. Los jóvenes salieron despavoridos y no pudieron recuperar la bicicleta hasta que algunos vecinos y transeúntes mediaron para calmar los ánimos del drogadicto. Casi todos los incidentes que se registran en el barrio suceden por la mañana, a plena luz del día, debido a este grupo de personas difíciles y violentas que ronda por las cercanías del dispensario de metadona. La escasez de políticas y acciones dirigidas a la reinserción social de estos individuos, más allá de los parches de la caridad institucional, genera situaciones como esta. Las autoridades municipales, como de costumbre, ni están ni se las espera.

4 de marzo de 2021.–Hoy nos ha sorprendido la violencia matinal en el santacrucero barrio de Salamanca: un drogadicto ha sido protagonista de un nuevo altercado, gritando insultos y amenazas de muerte a un hombre que suele sentarse en un banco de la avenida Islas Canarias. En su arrebato de furia, el drogadicto arrancó a patadas una papelera unida a una farola y la arrojó sobre la calzada, ante la mirada atónita de los conductores, mientras no dejaba de gritar al destinatario de sus amenazas. Se marchó con sus gritos, como un poseso, y continuó golpeando las papeleras de la calle. En algunos días, cuando proliferan los incidentes y las quejas de los vecinos, la policía local de Santa Cruz de Tenerife viene a patrullar el barrio por las tardes, una vez que los drogadictos han obtenido su dosis matinal de metadona y se alejan del barrio hasta la siguiente mañana. De todas formas, los agentes vuelven pronto a sus costumbres y terminan apareciendo solo para dejar multas de tráfico sobre los coches aparcados en doble fila. Hasta ahora nadie ha intervenido para resolver este problema social como se debe, no con los cuerpos de seguridad pública, sino con medidas sociales y sanitarias. Todo son anomalías en el único municipio de España que aún conserva un desmesurado monumento a Franco, un engendro más propio del valle de los Caídos que de una ciudad abierta al mundo.

14 de septiembre de 2021.–En el barrio de Salamanca, hay un indigente que vive en la calle, en condiciones de insalubridad absoluta. Camina apoyándose en las paredes, pues casi no puede mantenerse en pie, y padece de enormes hinchazones que le han deformado las piernas. Su pierna izquierda se ha cubierto de pus y gangrena, hasta el punto de que la parte inferior, cerca del pie, ya se encuentra en carne viva. Las moscas rondan en torno a su pierna gangrenada y no cesa de gemir, quejándose de dolor. Además de todo esto, parece que sufre de una enfermedad mental y pasa largos ratos hablando solo, como si estuviera delirando. Varios vecinos del barrio han llamado por teléfono a la policía local y a los servicios sociales, pero estos no quieren tomar cartas en el asunto, alegando que el indigente no se deja ayudar. ¿Qué se puede hacer en este caso?

17 de agosto de 2022.–Me despierto sobresaltado a las seis de la mañana, oyendo una discusión a gritos entre un drogadicto y una mujer transexual (y también drogadicta), ambos en situación de calle. Sucede un largo cruce de insultos e imprecaciones, que dura como diez minutos y en el que él se burla de ella por su condición sexual y por haberse prostituido. Incluso la acusa de haber llevado a la ruina a un indigente italiano que en la actualidad merodea por las calles del barrio. A continuación, ella lo acusa a él de haberla intimidado con un cuchillo y de haber robado en una pizzería del barrio, afirmando que ella misma fue quien lo denunció a la policía después del robo. Él le contesta advirtiéndole de que tenga cuidado por la noche, de que duerma con un ojo abierto, porque le va a prender fuego mientras duerme (no reproduzco los insultos que acompañaron a tal amenaza porque las redes sociales me censurarían). Dado que ambos son personajes habituales y conocidos en el barrio, que se mueven por la zona desde hace tiempo, supongo que se trata de bravuconadas entre drogadictos, dichas sin intención real de ejecutarlas, pero, después de haber oído semejante chaparrón de insultos y amenazas, no vuelvo a pegar ojo. Todo sigue normal en el barrio de Salamanca, en pleno centro de Santa Cruz de Tenerife.

22 de agosto de 2022.–Sobre las dos de la tarde, se ha arrojado al vacío un chico por el barranco de Santos, a la altura del puente Zurita. Me di cuenta del suceso por las sirenas de la policía y las ambulancias, junto a la muchedumbre que comenzó a asomarse al puente. Un rato más tarde llegó en un coche la familia de la víctima y se bajó del vehículo su madre, que apenas podía sostenerse en pie del horror que le había provocado el suceso, gritando sin descanso “¡Mi hijo!” entre lágrimas de rabia. Jamás he escuchado voces tan aterradoras en mi vida. No se percibe sino angustia y desesperación sobre las calles de este barrio deprimente y deprimido, que se muestra como espejo de una sociedad al filo del colapso. ¿Cuándo nos tomaremos el problema del suicidio juvenil en serio?

23 de agosto de 2022.–Para variar, hoy empieza el día con otro altercado a cargo de un drogadicto en el barrio de Salamanca, en el cual se ha escuchado una sonata de gritos, amenazas e insultos durante casi media hora. Creo que terminaré escribiendo algo sobre todo esto.

30 de agosto de 2022.–Sobre las once de la noche, un drogadicto que ha protagonizado varios incidentes en las últimas semanas se sienta de perfil sobre la baranda del puente Zurita, con el precipicio del barranco de Santos a su izquierda. Al contemplarlo desde mi ventana, por un segundo pienso que en algún momento acabará cayendo o tirándose al barranco, como el joven que se suicidó hace apenas una semana en el mismo sitio. Sin embargo, en este caso poco o nada se podría hacer para impedirlo, pues este sujeto no solo sufre desequilibrios mentales, sino que también actúa de forma violenta y peligrosa, del todo impredecible. Un rato más tarde, el drogadicto se baja de la baranda del puente y se acerca a la puerta de un bingo que se encuentra en la zona. Comienza a insultar a una trabajadora del bingo e intenta agredirla a golpes, pero varios empleados salen a la calle en defensa de su compañera y logran evitar la agresión, apartando al drogadicto de la puerta del local. A continuación, el individuo se resiste a marcharse y forcejea con los empleados, gritándoles toda clase de insultos, amenaza a la trabajadora con ir a buscarla de nuevo en otro momento (de hecho, le dice que esta isla es muy pequeña”) e incluso le da patadas a un coche aparcado por fuera del bingo. Hace tiempo que los vecinos de la zona se cansaron de denunciar este género de situaciones, ante el escaso interés de las autoridades. Finalmente, el drogadicto se aleja subiendo por la avenida Islas Canarias y el barrio de Salamanca queda sumido en una calma tensa al filo de la medianoche, a la espera del próximo altercado.

4 de septiembre de 2022.–Por si no bastara con el ambiente sórdido que ya se vive casi todos los días en el barrio de Salamanca, hoy he descubierto que se ha formado un nido de ratas por la fachada trasera del bingo Colombófilo, junto a la caseta de las obras del edificio que se está levantando sobre el solar de las antiguas oficinas del periódico Diario de Avisos. Según parece, las ratas se alojan dentro de un depósito de bombonas de butano que se encuentra en el propio edificio del bingo, a pie de calle. Entran y salen a su gusto, a través de las rendijas de la puerta del depósito, y en su búsqueda feroz de alimentos han llegado a matar entre varias a alguna paloma, guardando la cabeza y las alas del ave en su improvisada madriguera. No se me ocurre imagen más espantosa que la de una paloma devorada por tales roedores, como una alegoría del mal absoluto que devora sin piedad alguna lo inocente. Incluso las ratas andan por debajo de los vehículos aparcados en la calle junto al bingo, sin que nadie haya tomado medidas para atajar la infestación hasta ahora. Aparte de esto, me han contado que este fin de semana tres hombres intentaron violar a una mujer en un bar situado en las inmediaciones del hospital psiquiátrico. La víctima bajó por toda la calle Obispo Pérez Cáceres, con los pantalones desgarrados, para solicitar ayuda a los vigilantes del bingo. Lanzaba gritos de socorro, después de que un taxista se negara a llevarla en su coche, y en el bingo finalmente la ayudaron. De este modo, la conducta salvaje de ciertos drogadictos, las penosas condiciones vitales de los indigentes, los suicidios en el barranco de Santos y la aparición de plagas han empujado el barrio de Salamanca al filo de la marginalidad en pleno centro de Santa Cruz de Tenerife.

19 de septiembre de 2022.Curiosamente, en las últimas semanas no he observado ningún movimiento en el nido de ratas que había detrás del bingo Colombófilo. Cuando lo descubrí, llamé por teléfono al ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para comunicar la plaga y la funcionaria de turno me respondió que los operarios municipales acudirían a fumigar la zona, sin determinar una fecha concreta (lo cual significa, en román paladino, “espera sentado). Sin embargo, no hace mucho vi cómo un gato negro entraba y salía de ese rincón por la madrugada, con agilidad asombrosa, como si caminara levitando a ras de suelo. Me gustaría pensar que los felinos callejeros se han merendado plácidamente a las ratas, para vergüenza y escarnio de las autoridades municipales, pero todavía no puedo confirmar esta hipótesis. En cambio, recuerdo que en septiembre del año pasado algún concejal digno de lástima (perteneciente al Partido Popular, como no podía ser menos) llegó a proponer el exterminio de las colonias urbanas de gatos, aunque finalmente reculó debido a las protestas de los colectivos animalistas. De hecho, si un día los gatos se esfumaran de las calles mugrosas de esta ciudad subtropical y portuaria, como deseaba aquel farolero de pocas luces, sospecho que el ejército clandestino de roedores que duerme en sus cloacas no tardaría mucho en comerse vivos a sus desgraciados habitantes.

15 de octubre de 2022.–Este sábado por la noche, se produjo un nuevo intento de suicidio en el puente Zurita. En esta ocasión, se logró evitar la muerte de una chica que se asomó a la barandilla del puente, gritando en público su intención de arrojarse al vacío, pues algunos transeúntes oyeron su grito y la retuvieron para impedir un fatídico desenlace, hasta que varios coches de policía y una ambulancia llegaron a la zona para atenderla. Según comenta el periódico Diario de Avisos, la gente de la capital tinerfeña ya se refiere al puente Zurita como “el puente de la muerte”, por los numerosos incidentes de esta naturaleza que ocurren en este sitio. Los vecinos del barrio de Salamanca solicitan que se instalen barandillas protectoras en el puente para evitar este tipo de sucesos, lo cual me parece bien, pero gran parte de la sociedad y las autoridades parece haber olvidado que la barandilla protectora más efectiva contra el suicidio consiste en el refuerzo de la atención psicológica y psiquiátrica en el sistema público de salud, junto a las políticas sociales que deben acompañarlo. Por mi parte, como vecino de este barrio, me siento cada vez más harto de predicar en el desierto, con mis humildes letras, sobre una cuestión de extrema gravedad que nadie parece tomarse en serio.

domingo, 16 de octubre de 2022

Turismo

Hotel Riu Palace Oasis, en Maspalomas (Gran Canaria). Fuente: Booking.com

La masa de turistas europeos
huye del frío, sobre tenues dunas,
y los hoteles hacen sus fortunas
en playas de quiméricos deseos.

Eros pide salvajes contoneos,
amando carnes falsamente brunas,
y el juego de miradas importunas
confunde Minotauros y Teseos.

Pero de golpe su ilusión acaba:
tras unos días tórridos, el huésped
huye de vuelta a su país helado.

Mientras, los hijos de la sorda lava
friegan alcobas o rasuran césped
en su gran paraíso destrozado.

Alzheimer

Alegoría del olvido (hacia 1570). Giorgio Vasari. Fuente: The Metropolitan Museum of Art

Cuando te miro, no te reconozco:
no pareces el mismo, si bien eres
el mismo que se duerme y se levanta,
mi padre, sin memoria ni destino.
Ya no sabes quién eres –me pregunto
si no sabremos nunca lo que somos,
con los ojos vendados entre sombras–,
aunque nos reconoces a tus hijos
y a tu admirable esposa todavía,
y en espiral de lágrimas y quejas
tu lengua se diluye en mil pedazos,
como polvo que inunda las ventanas
en el caudal sonoro de la lluvia.
Hoy sé lo que en oscuras intuiciones,
años atrás, venía sospechando:
la condena más cruel, a todas luces,
es el derrumbe de la inteligencia.

En el margen del mundo

La callejuela (1657-1658). Óleo sobre lienzo de Johannes Vermeer. Fuente: Wikipedia.

La paz de lo doméstico sagrado
me colma de su tenue mansedumbre,
la vida continúa su costumbre
y el corazón habita, sosegado,

los muros del espacio remansado,
calladamente, sin que se vislumbre
ni forma de inquietud o pesadumbre
donde la casa tiene su reinado.

Busquen otros afuera su destino:
yo prefiero lo mínimo y cercano,
los ecos de presencias familiares,

pues al fin, deteniendo su camino,
¿dónde reposa más el pecho humano
que en el margen del mundo, sin pesares?

martes, 13 de septiembre de 2022

Pompa y circunstancia

Nuevas monedas de libra con la efigie del nuevo rey Carlos III de Inglaterra. Fuente: The Sun

(En la coronación de Carlos III de Inglaterra, quien se hizo famoso por galantear a su actual esposa, Camila, escribiéndole que deseaba convertirse en su támpax)


Un támpax orejudo llega al trono
de la pérfida Albión, graciosamente,
y en su gesto de inútil insolente
reclama siervos con senil encono.

Lo visten ya de coronado mono,
para ilusión de la britana gente,
y envuelven su figura decadente
los oropeles de real patrono.

Va con él su Camila, tan ufana
que dice para sí: “¡Jódete, Diana!
¡Yo soy ahora lo que nunca fuiste!”

Y ese támpax murmura: “¡Qué desgana!
Tras una vida tonta y holgazana,
currando moriré... Madre, ¿qué hiciste?”

Plumeria

Flores de plumeria. Foto: Ramiro Rosón

Sobre el jardín asoma delicada plumeria,
que eleva su figura de copa majestuosa,
luciendo sus penachos vegetales, airosa,
como infanta de gala, tan dulce como seria.

Sus flores, nieve y oro de volante materia,
cargan aire salino de costa luminosa,
con aroma agridulce de selva generosa
donde no se conoce fatiga ni miseria.

La noche más arcana mejora su perfume,
que en la sombra se torna pesado, voluptuoso,
como si proviniese de lágrimas de estrellas,

y, si al fin del verano su imperio se consume,
van cayendo sus flores, con el gesto grandioso
que describen, muriendo, las trágicas doncellas.

martes, 6 de septiembre de 2022

Melancolía

Melancolía I (1514). Grabado de Alberto Durero. Fuente: Wikipedia

¿Nunca me dejarás, melancolía,
ni tarde ni temprano, sin la carga
que mis alados ímpetus embarga,
para darme la insólita alegría?

¿Quieres matarme con alevosía?
Mi fin será tu muerte, diosa amarga.
Pasemos juntos una vida larga,
casando tu fortuna con la mía.

Viste ropas de luto más ligeras,
para que me resulten llevaderas,
y en mí tendrás pacífica morada.

Si el veneno, tomado con mesura,
no pocas veces al enfermo cura,
ven a mí con la dosis acertada.

El alquimista

El alquimista descubriendo el fósforo (1797).
Óleo sobre lienzo de Joseph Wright. Fuente: Wikipedia

Yo persigo, con celo sigiloso,
más allá de este mundo y su tumulto,
soles envueltos en lo tenebroso,
lo más oculto de lo más oculto.

La verdad, afilada como sable,
siempre se dice con idioma arcano,
pues al mundo resulta insoportable
su destello, su fuego sobrehumano.

Y así, como tesoro del subsuelo
queda a salvo de necios y ladrones,
en la sombra su tácito desvelo
cuida la rosa fresca de sus dones.

Como las grutas hacen de refugios
al peregrino de cansadas huellas,
la verdad, sin apenas artilugios,
formula su gramática de estrellas.

Según refiere el arte en sus compendios,
el cuervo muta a cisne, con decoro,
y a rojo fénix, a través de incendios
que luego tornan su plumaje en oro.

Mis años de trabajo son apuntes
en los que se prepara la gran obra,
como pasos de leves transeúntes
en la memoria que mi afán recobra.

No importa si fracaso: de seguro,
mis páginas verán conocedores
que, leyendo su luz en el futuro,
seguirán sus herméticas labores.

Aunque vaya mutando, soy el mismo
cuando resurjo, misteriosamente,
y en espiral que surge del abismo
soy el caño que nace de su fuente.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Rosalino

La cantante Rosalía, actuando en directo durante el
Motomami World Tour (2022). Foto: Elle

(El amado intenta comunicarse con su amada en rosalino, la nueva lengua inventada por la cantante Rosalía en su disco Motomami)

AMADO.–Ven, querida: besémonos un poco...
AMADA.–No me llames, que salgo de teteo.
AMADO.–Soy esclavo fatal de tu deseo.
AMADA.–Yo solo quiero, baby, tu saoco.

Soy tu sex siren y te vuelvo loco.
AMADO.–Te disfrazas de choni, según veo.
AMADA.–Cuando voy a la disco me pimpeo
con mi chándal Versace más barroco.

AMADO.–¿Y en qué puedo servirte, motomami?
AMADA.–Regálame tatuajes y cadenas
y yo te montaré sobre el tatami.

AMADO.–Tu lengua dislocada suena a chino...
y así me quedo, solo con mis penas,
que no sé convencerte en rosalino.

domingo, 14 de agosto de 2022

Caminante difunto

El joven entre los rosales, miniatura de Nicholas Hilliard (1588).
Victoria and Albert Museum (Londres).

Camino como yacen los difuntos,
hacia tu melancólica dulzura,
y en vano pido que salgamos juntos.

Hoy, que lloro cansado, sin asuntos
ajenos a mi fútil amargura,
camino como yacen los difuntos.

Hoy meteoros de lejanos puntos
ven la noche, quemando su blancura,
y en vano pido que salgamos juntos.

Hoy, que vas a la sombra de presuntos
amores de volátil hermosura,
camino como yacen los difuntos.

Hoy anegan licores y barruntos
de tedio mi esperanza, mi locura,
y en vano pido que salgamos juntos.

Hoy, que somos indóciles trasuntos
del ángel que se lanza de su altura,
camino como yacen los difuntos
y en vano pido que salgamos juntos.

viernes, 12 de agosto de 2022

Jardines

Jardín de Claude Monet en Giverny (Francia). Foto: National Geographic

Solo deseo lo que nadie nombra
(ya me cansé de medios y de fines)
y solo busco ya que los jardines
me den su corazón de fresca sombra.

Cuando camino su pesada alfombra
de sutil hojarasca, danzarines,
los pájaros inundan sus confines
y al paseante la canción asombra.

Solo quiero mi plácido remanso,
mi soledad en calma, su descanso,
pues el orbe demente se deshace

y en él, si tras el curso de las horas
me legan desencanto sus auroras,
tan solo mi quietud me satisface.

jueves, 11 de agosto de 2022

De reyes y espadas

Espadas de Simón Bolívar. Fuente: El Comercio

(De cuando Felipe VI se negó a levantarse ante la espada de Simón Bolívar, en el acto de investidura del presidente colombiano Gustavo Petro)

¿Ya sepulto, Simón te desafía?
¿Te da miedo su espíritu, Felipe?
Si lo temes, que el miedo se disipe:
ni a saludarte se levantaría.

Rey azul, ¿te enfurece todavía
que la roja Colombia se emancipe?
Fíngete malo de pesada gripe
y elude tu real descortesía.

Cuando se paseó la gran espada,
¿no podías alzarte del asiento,
fatigoso de eternas vacaciones?

Retírate, sin más, a tu morada,
que, si consagran su magín al cuento,
derrotan a Calleja los Borbones.

jueves, 4 de agosto de 2022

Perfume de estío

Botella de perfume con dos sirenas, creada por René Lalique. Fuente: Rlalique.com

No me dejó tu fuga, raudamente,
sino tu leve estela de perfume,
para que, sin escándalos, abrume
cada minuto de mi afán ardiente.

Su temporal de soles, indulgente,
me inunda si mi olfato lo consume,
temiendo que de súbito se esfume
como un ángel mortal, evanescente.

¿Su aleteo sugiere talco y rosas,
inciensos y maderas voluptuosas
o cítricos de flores blanquecinas?

Huele, más bien, al eco de la ausencia
que da, con su volátil indolencia,
huellas al aire que veloz caminas.

lunes, 1 de agosto de 2022

Lacrimatorio vaso

Copa de cristal ornamentada. Fuente: Cristinaoria.com


La copa de la noche que viniste,
relicario de huellas de tu sino,
dejada a solas en mantel de lino
porque, no desvelándome, te fuiste,

nota mi duelo y a mi pena asiste,
manchando su regazo blanquecino,
con ese poso indómito del vino
que, ferviente de gloria, consumiste.

Yo juntaré mis lágrimas al poso
de la copa de formas quebradizas,
lacrimatorio vaso del reproche,

para que, si el destino veleidoso
nos alejó, perdure con cenizas
lo que fuimos: un astro de la noche.

sábado, 30 de julio de 2022

Palmera malgache

Palmera malgache en Santa Cruz de Tenerife. Foto: Ramiro Rosón

Brotada con severa compostura,
como fiel vigilante, recelosa,
te muestras a los dedos espinosa,
pues de tus ramas haces tu armadura.

Tu leño, cuya gruesa curvatura
parece de botella licorosa,
guarda tesoros de estación lluviosa
para cuando le llegue la secura.

Tú, malgache palmera, siempre viva,
pareces hosca y a la defensiva,
pero luces, en blancas floraciones,

el tesoro de sol que vas formando,
sin pausa, de tu savia, recordando
que son las apariencias ilusiones.

Victoria Federica

Victoria Federica de Marichalar y Borbón a caballo. Fuente: El Comercio

(Sobre el reportaje fotográfico que Victoria Federica de Marichalar y Borbón concedió a la revista “Hola” en julio de 2022)

Victoria Federica, tus blasones
le gritan hoy al mundo su potencia,
pues un “Hola” festeja tu indolencia
sobre el negro caballo que dispones.

Aunque recibas telas a montones,
pocas luces asoman de tu herencia,
pues adelantan hoy a la prudencia
los méritos ganados en tacones.

Si no de Berbería, tú eres mona,
vistiéndote de seda refulgente,
marichalarca menos que borbona.

La tiara de papel cuché dorada,
que luces hoy aparatosamente,
la verás en el fango revolcada.

domingo, 17 de julio de 2022

Flamboyán

Flamboyán en Santa Cruz de Tenerife. Foto: Ramiro Rosón


Se eleva tu durísima corteza,
rugosa como piel de un elefante,
sosteniendo la copa rebosante
de caídos flabelos con grandeza.

Conjurando la cálida pereza
del estío, presumes de galante,
si detonas en rojo fulgurante
botones de imposible sutileza.

Te dio Madagascar lejana cuna
y entre siglos y mares, con fortuna,
cargaron tu simiente los viajeros,

para que, desatando maravillas,
anegues hoy atlánticas orillas
en pétalos que forman aguaceros.

martes, 12 de julio de 2022

Buganvilla

Buganvillas en Santa Cruz de Tenerife. Foto: Ramiro Rosón

Saliste de Brasil, de su imponente
maleza, buganvilla americana,
y al filo de volcanes hoy tu grana
dibuja rosas en papel ardiente.

Si agudo sol te besa fieramente,
derramas tus matices, tan ufana
como las uvas que el otoño mana
para goce y locura de la gente.

Sueñas con ampulosos carnavales
de sátiros y ninfas tropicales,
hecha fuego de rosas y de vino,

y el verano, que enciende con sus olas
de blancura tus frágiles corolas,
marca la apoteosis de tu sino.

domingo, 10 de julio de 2022

Sumar

Símbolo de suma. Fuente: 123RF

Sumar, para que no transforme el viento
los campos en desérticas arenas,
y el futuro deshaga las condenas
atávicas del cura y el sargento;

sumar, para que el frío desaliento
no venga con su música de penas,
y camine la matria sin cadenas,
olvidando su crónico lamento;

sumar, en ecuaciones amatorias,
ya sin eco de restas divisorias
o de melancolías taciturnas,

aumenta la razón y multiplica
la suma que, votando, significa
derechos para todos en las urnas.

domingo, 26 de junio de 2022

Melilla

Valla alambrada que separa Melilla de Marruecos. Foto: El País

Han muerto, bajo cargas policiales,
treinta y siete migrantes africanos,
pasando las murallas criminales
que forjan los poderes inhumanos.

Aquí la humanidad, indiferente,
solo piensa tomarse vacaciones;
allí la sometieron, sordamente,
bajo peso de balas y cañones.

El África padece tiranía,
pero ya duele más la hipocresía
de la infeliz y decadente Europa:

borracha de su gran capitalismo,
luciendo su corona de egoísmo,
llena de sangre su lujosa copa.

jueves, 16 de junio de 2022

El papayero

Papayero en Santa Cruz de Tenerife. Foto: Ramiro Rosón

Como saeta firme, un papayero
del jardín se dispara, descollante,
nacido con su empeño fulgurante
de clavarse en el índigo cimero.

Sus hojas abanican al certero
sol que inflama su verde lujuriante,
velando su cosecha rebosante
de gráciles papayas con esmero.

De su andrógino porte disoluto
salen troncos de falos desatados
y también senos, como blando fruto,

ya que da la sustancia de mi anhelo
de pulpa, jugo y soles encarnados,
como parto sensual de tierra y cielo.

viernes, 10 de junio de 2022

La senda solitaria

La Vía Láctea vista desde el parque nacional del Teide. Fuente: Lainakai

No me turban los pálidos rumores
de la polis enferma
ni su largo declive enmascarado,
si ocultan bajo muros elegantes
un corazón repleto de basura.
¿Qué me importan los juicios de los otros,
insultos, alabanzas o desprecios
que surgen de volátiles pasiones,
hogueras que los años
reducirán a polvo y a ceniza?

Yo prosigo mi senda solitaria,
la que marcan agaves
y cardones, tejiendo un espinoso
pasadizo de cabras, hacia puros
manantiales, arriba,
donde tenues océanos de nubes
lagrimean su líquido tesoro.
Solamente deseo que mis pasos
hagan espejo limpio
de la senda celeste,
la que fulge en lo oscuro,
la que forman, temblando, las estrellas.

Yemayá

Yemayá (1970). Témpera sobre cartulina de Manuel Mendive.

(Canto afrocubano)

Tú, Yemayá, que guardas y revelas,
en piel de virgen, alma de yoruba,
marcando tus océanos de estelas,
traes el negro corazón de Cuba.

Tú, madre misteriosa de los mares,
amparas a los negros y mulatos,
los que dicen, al pie de tus altares,
plegarias en arcanos arrebatos.

De espuma son tus gráciles caderas,
en la hipnótica danza de tus olas,
y susurran tus ecos de riberas,
lejos de ti, las mudas caracolas.

Y tus negros cabellos anochecen
con el brillo de las constelaciones,
como tus negros ojos, que parecen
las aguas de nocturnos malecones.

Membranas de tambores africanos
te llaman a su trance, lisonjeras,
y en la noche de juegos antillanos
la costa se ilumina con hogueras.

Ínsulas de tabacos y aguardientes,
borrachas de salitres y de soles,
consultan los oráculos yacentes
en las conchas de mudos caracoles.

Despejan los enigmas del futuro,
quebrando sus herméticos baúles,
y ansían protegerse de lo oscuro
bajo tus grandes túnicas azules.

Y ponen rosas blancas y jazmines,
como tenues Ofelias, en tus aguas,
hurtándolos a campos y jardines
para tus oceánicas enaguas.

Ven, Yemayá, cumpliendo profecías,
y sálvanos de todos los agravios.
Tus hijos te dedican letanías
que salen de las puertas de sus labios:

Yemayá de las tardes calurosas,
de siesta sobre lánguidas hamacas;
Yemayá de mareas impetuosas,
de ciclones, tornados y resacas.

Yemayá de zumbidos musicales,
acunada con lentas habaneras;
Yemayá de salados arenales,
donde crecen aloes y palmeras.

Yemayá de manglares y de cayos,
de raíces ocultas en esteros,
Yemayá de sonoros guacamayos,
que invaden los enormes cocoteros.

Yemayá de los cocos navegantes
en azares de líquidos caminos;
Yemayá de los peces fulgurantes
en bajíos turquesas y opalinos.

Yemayá de las costas y ribazos,
duquesa de corales y atolones;
Yemayá de los bosques de sargazos,
que desatan ocultas floraciones.

Yemayá de veleros y de esquifes,
de buques encallados en las rocas;
Yemayá de las orcas matarifes,
de ballenas azules y de focas.

Yemayá del marino cementerio,
de cipreses y tumbas litorales;
Yemayá de la fosa del misterio,
donde nadan criaturas abisales.

Yemayá de la pesca soberana,
cosecha del océano fecundo;
Yemayá de la antigua caravana
del comercio marítimo del mundo.

Tú, ceiba santa, das al peregrino
claridad en la sombra de tu leño;
suave concha de borde nacarino,
rondas el archipiélago del sueño.

Conservas la memoria del esclavo,
que recogía sin descanso penas,
y el cimarrón, el insurgente bravo
que sacudió con armas las cadenas.

Evocas a los muertos de penuria,
fatigas, hambre, sed, humillaciones,
y a los pobres caídos en la furia
de las guerras que hicieron sus patrones.

Tú, Yemayá, la diosa afrocubana,
vigilas con antorchas en lo oscuro
la ansiada libertad, empresa humana
que sueña con la gente del futuro.