Tú, señora de putas infernales,
presides una fiesta demoniaca,sin reparos, en húmeda cloaca
donde brotan deseos inmortales.
Cabalgas en impulsos animales,
con fuerza de pantera dionisiaca,
y en tus brazos alojan su resaca
los grandes libertinos amorales.
A ti, fatal hieródula, mentora,
te hicieron ultrajada pecadora,
pues los hombres tomaron lo sagrado;
pero si luces, como jade terso,
con figura de súcubo perverso,
reclamas tu grandeza del pasado.