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domingo, 27 de febrero de 2022

Ámame

Amantes en un paisaje rocoso. Carboncillo sobre papel de Odilon Redon. Fuente: Reprodart

Ámame con los ecos de la noche,
cuando la tierra, sigilosa, duerme;
toca las dunas de mi piel inerme,
cuando reposa todo, salvo un coche

que guían las farolas, en derroche
de sombras dilatadas: quiero verme
como soy, en tus ojos, y caerme,
sin que el ausente cielo me reproche.

Ámame tú, mi corazón furtivo,
y olvidaré sin pena casi todo,
bienes y males, con algún esquivo

canje de besos, en algún recodo,
para que mi deseo fugitivo
consiga de tus labios acomodo.

miércoles, 9 de febrero de 2022

Volcán dormido

El Teide bajo las últimas luces de la tarde. Foto: Ramiro Rosón

Volcán dormido,
tú recubres de nieves emergentes
y de magmas ocultos
el cuerpo inerme de esta isla,
rozando la frontera del aire.
Quizá mi sangre tiembla,
como sismógrafo secreto,
dibujando sin pausa
la cadencia de tus latidos.

Bajo la tarde resplandecen
los olivinos de tus muros,
como verdes fogatas,
y se encorvan los cedros antiguos,
encadenados a tus roques.
En el árido llano,
los esqueletos de los tajinastes
anuncian el momento
de su gran eclosión de semillas,
que nacerán de polvo
como supernovas carmesíes.

Atalaya cósmica, sagrado
vértice de mis anhelos,
tu caldera se yergue como cuna
para un ángel remoto;
desértica y helada, se corona,
marcando sus paredes
con almenas de constelaciones,
y rompe el techo de las nubes
como un día Breton la mirase,
con los ojos alucinados.

lunes, 7 de febrero de 2022

La chercha

Chercha (cementerio para no católicos) aneja al camposanto
de San Rafael y San Roque. Santa Cruz de Tenerife.

Solitaria, detrás del cementerio,
la chercha se levanta sigilosa,
marcando los confines de su imperio
con verjas y paredes, misteriosa.

Los delicados brotes de una acacia
rodean, con sus hojas inmortales,
a los que mueren lejos de la gracia,
réprobos de las normas eclesiales.

Apenas hay dos tumbas de judíos
y, sobre todo, muchos anglicanos,
con masones, incrédulos e impíos
que desataron lenguas de cristianos.

Habrá incluso, tal vez, algún suicida
preso de su romántico desvelo,
que, destruyendo su penosa vida,
no quiso ni dejarle santo suelo.

Fuera, delante de roídos muros,
los católicos duermen bajo flores,
mientras aquí descansan los impuros,
heréticos, infieles y traidores.

Aquí se reconoce la Antiespaña,
la pecadora que legó su llanto,
la que los buenos, con devota saña,
no quisieron jamás en camposanto.

Y en esta chercha pálida, que llora
con mudos ecos de lejanos ritos,
amo lo que la incuria deshonora,
despojos de negados y malditos.

¿Estos muertos no fueron tan humanos
como los otros? ¿Qué los diferencia?
¿Que no fueron católicos romanos?
¿La dura libertad? ¿La inobediencia?

¿Los pecados? ¿Y no reposan juntos
infames y virtuosos en los templos?
¿Hace buenos la tumba a los difuntos
y muta sus errores en ejemplos?

Estos, negando su maldita suerte,
me inquieren con sus lápidas borrosas:
¿no seremos hermanos en la muerte,
sin pesadas afrentas religiosas?

Y sueño que los ángeles paganos
del viento los rocían de su estela,
y el océano, rey de los arcanos,
con música de espuma los consuela.

sábado, 5 de febrero de 2022

Siempre humano

Alegoría de la agricultura. Escultura en terracota de Jan Frans van Geel.

Persigue el bien supremo, que revela
su cántico de sol en alta aurora.
No caigas en la bruma tentadora:
que la verdad te guíe con su estela.

No descuides al prójimo: consuela,
con solícitas manos, al que llora.
Haz del mundo una casa acogedora,
sembrando tu minúscula parcela.

Si vives de este modo, siempre humano,
y el corazón jamás te late en vano,
serás, incluso muerto, sol fecundo,

y entonces, aunque nadie te recuerde,
tus hechos dejarán algo más verde
la seca sementera de este mundo.