Vistas de página en total

lunes, 7 de febrero de 2022

La chercha

Chercha (cementerio para no católicos) aneja al camposanto
de San Rafael y San Roque. Santa Cruz de Tenerife.

Solitaria, detrás del cementerio,
la chercha se levanta sigilosa,
marcando los confines de su imperio
con verjas y paredes, misteriosa.

Los delicados brotes de una acacia
rodean, con sus hojas inmortales,
a los que mueren lejos de la gracia,
réprobos de las normas eclesiales.

Apenas hay dos tumbas de judíos
y, sobre todo, muchos anglicanos,
con masones, incrédulos e impíos
que desataron lenguas de cristianos.

Habrá incluso, tal vez, algún suicida
preso de su romántico desvelo,
que, destruyendo su penosa vida,
no quiso ni dejarle santo suelo.

Fuera, delante de roídos muros,
los católicos duermen bajo flores,
mientras aquí descansan los impuros,
heréticos, infieles y traidores.

Aquí se reconoce la Antiespaña,
la pecadora que legó su llanto,
la que los buenos, con devota saña,
no quisieron jamás en camposanto.

Y en esta chercha pálida, que llora
con mudos ecos de lejanos ritos,
amo lo que la incuria deshonora,
despojos de negados y malditos.

¿Estos muertos no fueron tan humanos
como los otros? ¿Qué los diferencia?
¿Que no fueron católicos romanos?
¿La dura libertad? ¿La inobediencia?

¿Los pecados? ¿Y no reposan juntos
infames y virtuosos en los templos?
¿Hace buenos la tumba a los difuntos
y muta sus errores en ejemplos?

Estos, negando su maldita suerte,
me inquieren con sus lápidas borrosas:
¿no seremos hermanos en la muerte,
sin pesadas afrentas religiosas?

Y sueño que los ángeles paganos
del viento los rocían de su estela,
y el océano, rey de los arcanos,
con música de espuma los consuela.

No hay comentarios: