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viernes, 10 de junio de 2022

La senda solitaria

La Vía Láctea vista desde el parque nacional del Teide. Fuente: Lainakai

No me turban los pálidos rumores
de la polis enferma
ni su largo declive enmascarado,
si ocultan bajo muros elegantes
un corazón repleto de basura.
¿Qué me importan los juicios de los otros,
insultos, alabanzas o desprecios
que surgen de volátiles pasiones,
hogueras que los años
reducirán a polvo y a ceniza?

Yo prosigo mi senda solitaria,
la que marcan agaves
y cardones, tejiendo un espinoso
pasadizo de cabras, hacia puros
manantiales, arriba,
donde tenues océanos de nubes
lagrimean su líquido tesoro.
Solamente deseo que mis pasos
hagan espejo limpio
de la senda celeste,
la que fulge en lo oscuro,
la que forman, temblando, las estrellas.

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