Océano disperso, te saludo,
mientras oigo tu selva de corales,
y camino rocosos litorales
como guardián ausente, sin escudo.
Bajan tus olas a mi pie desnudo
como se ramifican los cristales,
dibujando tus ecos minerales
en contorsiones de basalto mudo.
Sobre fantasmagóricos hoteles,
te graban los turistas en las fotos,
ardientes buscadores de espejismos;
pero tan solo tus amigos fieles
hallan letras de códices remotos
en la líquida piel de tus abismos.
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