Los borrachos, o El triunfo de Baco. Óleo sobre lienzo de Diego Velázquez (hacia 1628-1629). Museo del Prado. |
Si desatan los vinos, con su fuego,
mi corazón de pájaros ardientes,
me echarán su anatema los decentes,
aunque beba con orden y sosiego.
Como la vid es “ámpelos” en griego,
me evitaré el escarnio de las gentes,
usando locuciones infrecuentes,
y daré sorbos a mi copa luego.
Les contaré, solemne y decoroso,
que soy un ampelómano dichoso,
fiel a tintos, a blancos, a rosados;
que, si al vino profeso idolatría,
libre me doy a la ampelomanía
y un cultismo disfraza mis pecados.
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