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Qué diáfana y azul está la tarde.
Voy caminando solo,
debajo de los plátanos amigos
que balancean hojas en el viento,
como leves pedazos de vitrales
que incendia un sol maduro.
Unos mirlos, veloces como flechas,
saltadores del aire,
vagan entre las ramas.
Los escucho y me siento más ligero,
como si mis pisadas
no marcasen la tierra, sino el aire,
formando su camino
sobre la transparencia.
6 comentarios:
Caminar sobre la transparencia... ¡qué hermoso... y qué difícil!
Un abrazo, Ramiro
Freia:
Sí, caminar sobre la transparencia, esto es, salir del ensimismamiento y comulgar con el alma de la naturaleza hasta sentirse parte de un inmenso todo, no resulta fácil, pues demanda gran concentración y silencio, pero es el objetivo al que el poeta debe acercarse continuamente.
Que tengas un hermoso verano. Un abrazo.
No puede gustarme más cómo escribes, Ramirito. Yo, por el contrario, suelo utilizar mi blog para canalizar mis malos pensamientos y sacarlos de mi cuerpo para así poder empezar el día en paz. Sigue así, porque eres capaz de alegrar a cualquiera. Y gracias por tu transparencia.
Berta (:
Berta:
Perdona que haya tardado tanto en responderte, pero, debido a los estudios, hasta ahora casi no me quedaba tiempo libre. Me alegra mucho que te guste cómo escribo, sobre todo cuando vivimos en una época en la que reina el desinterés general hacia la poesía. Estoy convencido de que el blog sirve tanto para desahogarse como para crear literatura.
Un abrazo.
Que poema! Ramiro, perfecto y bello. Te seguiré en tus escritos, poeta.
Un abrazo. Juan.
Dudo mucho que este poema alcance la perfección, pero agradezco igualmente tus generosas palabras, Juan. Perdona mi tardanza en responderte y sé bienvenido a mi blog. Un abrazo.
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