Del Navia caudaloso
las aguas, bajo un puente,
me llaman sin descanso.
Esas aguas sonoras,
que la luz atraviesa
hasta el fondo del río,
me halagan con su música fluida.
Esas aguas me dicen
que baje a sus riberas,
para que mis oídos
sientan su voz sagrada,
que habrá de confesarme
los arcanos del río.
(Puente sobre el río Navia, aldea de san Martín de la Ribera, Lugo)
6 comentarios:
Me recuerda el tono un tanto a Juan de la Cruz.
Me encantan estos apuntes, animistas diría.
Saludos.
Gracias, Sergio, por tu comentario.
He querido recuperar el carácter sagrado de los ríos en la Antigüedad. Pienso, por ejemplo, en las alegorías de los ríos que esculpieron griegos y romanos. Personalmente, me parece que la pérdida de ese carácter sagrado de la naturaleza es uno de los males más graves de nuestra época, en la que se ha querido imponer una visión nefasta, puramente económica, de la naturaleza, donde ésta es un mero recurso que podemos explotar a nuestro antojo en aras del enriquecimiento.
Por otro lado, es normal que el tono te recuerde a nuestro querido san Juan de la Cruz. La comunión con el mundo requiere una visión mística de la naturaleza.
Estoy completamente de acuerdo contigo en el carácter sagrado de la naturaleza, que nos interpela; y su increíble devaluación en estos tiempos. Para mi las fuerzas de la naturaleza son los verdaderos dioses.
Me alegro de que te hayan gustado tanto estos humildes apuntes. Aunque debo decirte que, en general (con salvedades como la de este poema y algunos otros que he escrito y aún no he publicado), yo me inclino, más que hacia una visión animista, hacia una visión franciscana de la naturaleza, donde el hombre se siente hermano del resto de los seres que la habitan.
Vuelve por aquí cuando quieras.
Bien está, amigo Ramiro, que las escondidas deidades de los bosques gallegos asomen por un momento sus cabezas y oídos al escuchar el canto de tus versos. Felicidades, amigo, por este nuevo blog en el que darnos a conocer tus poemas.
Muchas gracias, Isidro. Me alegro mucho de que mi blog te guste. Como ves, las deidades de los bosques gallegos son generosas con los poetas. Posiblemente, las ninfas del Navia, que a buen seguro le hubieran encantado a nuestro querido Garcilaso, me inspiren algunos versos más, que aún no he terminado, sobre la vida en esos parajes de Galicia.
Un fuerte abrazo.
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