Desgarrando el silencio de la noche,
un can aúlla, solo;
eleva sus gemidos
hacia la sorda luna indiferente.
No sé la casa donde llora
ni los motivos de su angustia,
mas siento, sin descanso,
sus voces, lastimeras y cercanas,
que me roban el sueño.
Todo el duelo del mundo,
envuelto en el sudario
de un oscuro silencio, sobrenada
en sus lamentaciones.
un can aúlla, solo;
eleva sus gemidos
hacia la sorda luna indiferente.
No sé la casa donde llora
ni los motivos de su angustia,
mas siento, sin descanso,
sus voces, lastimeras y cercanas,
que me roban el sueño.
Todo el duelo del mundo,
envuelto en el sudario
de un oscuro silencio, sobrenada
en sus lamentaciones.
4 comentarios:
Inmortalizaste ese aullido de una manera sencilla y directa.
Creo que eso es la poesía, tomar de cualquier cosa un pretexto para de alguna manera hacer eterno nuestro sentimiento.
Me gustó mucho. Y la fotografía da la sensación de no saber de donde viene el aullido.
Un abrazo
Tienes razón; como yo le decía a Sergio en los comentarios al poema de los cipreses, la poesía sirve para fijar un recuerdo en la escritura o para robar una vivencia al tiempo y al olvido. Y el sentimiento es una vivencia interior, que desencadenan, en este caso, los aullidos de un perro. No en vano, el conocido aforismo romano dice: “verba volant, scripta manent”. Las palabras vuelan; los escritos permanecen.
En efecto, yo había buscado la sensación de no saber de dónde viene el aullido al escoger la fotografía.
Muchas gracias, ONDA, por tu comentario.
Un abrazo.
Hola Ramiro, soy gore. Me metí en tu tuenti para leer poesía y vi tu blog y ... IMPRESIONANTE la manera en la que escribes.
Buen verano¡
Muchas gracias, Gore. Me alegro mucho de que este blog te haya gustado; vamos a ver si, a través del tuenti, la gente lo descubre y se anima a leerlo. Espero que también estés pasando unas buenas vacaciones.
Un beso.
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