Selva amazónica desde el aire. Fuente: airfactsjournal.com |
Mirad un ancho bosque desolado,
la materna, lluviosa Amazonía,
donde sangra la bruta minería
sus venas de mercurio desatado.
Mirad, en fin, el Ártico violado
como su albina piel, enorme y fría:
bajo soles de fuerte mediodía
se derrumban glaciares de costado.
¿Y qué? Si ahora crecen los valores
de la bolsa, no importan los horrores
que se vengan detrás del ecocidio.
Es el capitalismo, fiel verdugo:
si nada rompe su maldito yugo,
morimos dentro de su gran presidio.
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