El genio del mal. Escultura en mármol de Guillaume Geefs (1848). Catedral de Lieja (Bélgica). |
Tú no quieres de mí que sea bueno
cuando me desamparas, Dios ausente;
me susurra tu olvido la serpiente
si mascando su fruto me condeno.
Tus ángeles caídos en el cieno
lloran bajo su padre indiferente:
no colmarían el abismo ingente
si no los despidieras de tu seno.
Bajo tu lumbre, claridad oscura,
tú fraguas mi camino de miseria,
sádico Dios, mi larga desventura.
¿Probará tus infiernos este humano,
sombra tuya de pálida materia,
como peón de tu ajedrez arcano?
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