Pirámide del sistema capitalista. Caricatura anónima, publicada en Estados Unidos en 1911. |
El mundo muere, preso de las cuentas,
bajo un arca de fúnebre dinero;
la tierra se humedece con la sangre
que nace de los montes y los ríos;
la humanidad, enferma de mentiras,
no suspende su tráfico de sombras.
Los banqueros acechan, como sombras,
donde gastan el oro de sus cuentas
y presumen, alegres, de mentiras,
con apariencia de mortal dinero;
mientras lloran los cauces de los ríos,
en la noche, su música de sangre.
Los imperios emergen de la sangre,
como vanos ejércitos de sombras,
quemando las arenas de los ríos,
con sicarios ajenos a las cuentas
de quienes acumulan su dinero,
bajo sus catedrales de mentiras.
En discursos de plácidas mentiras,
los monarcas amantes de la sangre
conjuran a su dios, el gran dinero,
mientras en fría cópula de sombras
los banqueros olvidan ya sus cuentas,
manchadas con mercurio de los ríos.
Pero nadan los muertos en los ríos
y denuncian gritando, sin mentiras,
a los viejos autores de las cuentas
firmadas con su rúbrica de sangre,
cuyo infinito número de sombras,
en los bancos, engendra más dinero.
Los colosos forjados con dinero
se desploman delante de los ríos,
cuando fuegos morados, entre sombras,
consumen su lenguaje de mentiras;
cuando lluvias indómitas de sangre
deshojan los archivos de sus cuentas.
Y las cuentas del áspero dinero,
cuando la sangre fluye con los ríos,
dejan solo mentiras como sombras.