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domingo, 29 de septiembre de 2019

Capitalismo

Pirámide del sistema capitalista. Caricatura anónima, publicada en Estados Unidos en 1911.

El mundo muere, preso de las cuentas,

bajo un arca de fúnebre dinero;
la tierra se humedece con la sangre
que nace de los montes y los ríos;
la humanidad, enferma de mentiras,
no suspende su tráfico de sombras.

Los banqueros acechan, como sombras,
donde gastan el oro de sus cuentas
y presumen, alegres, de mentiras,
con apariencia de mortal dinero;
mientras lloran los cauces de los ríos,
en la noche, su música de sangre.

Los imperios emergen de la sangre,
como vanos ejércitos de sombras,
quemando las arenas de los ríos,
con sicarios ajenos a las cuentas
de quienes acumulan su dinero,
bajo sus catedrales de mentiras.

En discursos de plácidas mentiras,
los monarcas amantes de la sangre
conjuran a su dios, el gran dinero,
mientras en fría cópula de sombras
los banqueros olvidan ya sus cuentas,
manchadas con mercurio de los ríos.

Pero nadan los muertos en los ríos
y denuncian gritando, sin mentiras,
a los viejos autores de las cuentas
firmadas con su rúbrica de sangre,
cuyo infinito número de sombras,
en los bancos, engendra más dinero.

Los colosos forjados con dinero
se desploman delante de los ríos,
cuando fuegos morados, entre sombras,
consumen su lenguaje de mentiras;
cuando lluvias indómitas de sangre
deshojan los archivos de sus cuentas.

Y las cuentas del áspero dinero,
cuando la sangre fluye con los ríos,
dejan solo mentiras como sombras.

sábado, 28 de septiembre de 2019

Greta

Greta Thunberg haciendo huelga escolar por el cambio climático. Fuente: El Toro TV

(A Greta Thunberg)

La sombra de mercados criminales,
con gases de carbono, contamina
la atmósfera del mundo, gran sentina
donde flotan desechos a raudales.

Pisando ya las ágoras mundiales,
una hueste de jóvenes camina:
la cueva del futuro se ilumina
con su grito de luchas ambientales.

Así resuena tu discurso, Greta,
levantando con lúcido coraje,
sin límites ni miedos, un planeta.

Y al margen de la turba confundida,
que se ríe, sin más, de tu mensaje,
tú siembras el futuro de la vida.

Lúcido canalla

Hombre caminando solo de noche sobre un puente. Fuente: Vice

Nunca vayas de monje por la vida:
la gente, sin permiso, te avasalla,
rompiendo con su lengua de metralla
tus alas de gaviota malquerida.

Nunca bajes la frente deslucida:
camina desechando la morralla,
con andares de lúcido canalla,
con la mirada intensa y aguerrida.

No te humilles: aprende resistencia.
No seas un impávido insolente
ni un siervo temeroso y apocado.

No te rindas: prefiere la insistencia.
Llegarás, con el faro de la mente,
donde pocos audaces han llegado.

Antiplegaria

El genio del mal. Escultura en mármol de Guillaume Geefs (1848). Catedral de Lieja (Bélgica).

Tú no quieres de mí que sea bueno
cuando me desamparas, Dios ausente;
me susurra tu olvido la serpiente
si mascando su fruto me condeno.

Tus ángeles caídos en el cieno
lloran bajo su padre indiferente:
no colmarían el abismo ingente
si no los despidieras de tu seno.

Bajo tu lumbre, claridad oscura,
tú fraguas mi camino de miseria,
sádico Dios, mi larga desventura.

¿Probará tus infiernos este humano,
sombra tuya de pálida materia,
como peón de tu ajedrez arcano?

Luna

Vista parcial de la luna. Fuente: The New York Times

Luna de los arcanos infinitos,
enséñame tu libro de los muertos,
el mapa sideral de tus desiertos,
donde brotan los ángeles malditos.

Como se pierden los aerolitos
en la noche de límites inciertos,
despejo los enigmas encubiertos
en tu memoria de lejanos ritos.

Hermética, insondable, misteriosa,
tú iluminas el húmedo inconsciente,
de cuyas aguas emergiste diosa,

y habitas en la sombra de la mente,
virgen desnuda, como blanca rosa,
plateando los muros de mi frente.

Remota diosa

Luna creciente sobre un bosque de pinos. Fuente: http://tallpinesranch.blogspot.com

En el parque de rotas luminarias
entra la joven luna,
mirando las enormes araucarias
que le sirven de cuna.

Los últimos violetas del ocaso
terminan recogidos
en su destello pálido y escaso,
como dioses caídos.

A veces turban su profundo sueño
los audaces aviones,
como flechas de insólito diseño,
surcando sus regiones.

Pero su cuerno, imagen luminosa
de soledad oscura,
con su lenguaje de remota diosa
me lega su blancura.

Y en las calles desiertas, cuando salgo
de su parque vacío,
sus mil espejos me susurran algo
como un eco sombrío.

Yo sé que soy su lúcido cartero
bajo sordas farolas,
cargando su mensaje venidero
de canciones a solas;

pues en la grave calma de las noches,
a mis puertas cerradas,
como gatos debajo de los coches
fulguran sus miradas.

Y sembrando su imperio femenino,
su religión secreta,
la diosa que descubre mi camino
me llama su profeta.

domingo, 8 de septiembre de 2019

Brexit

Manifestación en Belfast (Irlanda del Norte) contra el Brexit. Fuente: Irish Examiner

Reclaman los británicos, furiosos,
divorciarse de Europa sin acuerdo,
y les abre caminos peligrosos
un loco, disfrazándose de cuerdo.

En el espejo del imperialismo
se miran, con orgullo desatado,
pero rugen los ecos del abismo
cuando grita su imbécil trajeado.

Su cámara dormida se despierta,
rehúsa los corsarios embusteros
y determina ya la senda incierta,
dibujando legales desafueros,

ante la gran Europa, desolada,
que se mira la túnica rasgada.

domingo, 1 de septiembre de 2019

Demiurgo

Demiurgo. Ilustración del libro La Antigüedad explicada y representada en figuras (1719-1724), de Bernard de Montfaucon.

Cuando surgió del árido vacío
la materia de fuego, despertando,
el universo germinó, sembrando
su polen de galaxias en el frío.

¿Qué hiciste, Dios, en ese gran momento?
¿Qué giro de tu mano, qué variable
de cálculo fallido, lamentable,
nos condenó, sin más, al sufrimiento?

La religión enseña sacrificios,
pecado original y penitencia,
pero ya las antorchas de la ciencia
quemaron sus endebles artificios.

¿Qué fórmula seguían tus acciones?
¿Qué reino subatómico guardaba
tu corazón? ¿Qué número tramaba
tu denso laberinto de razones?

Algo falló de pronto, sin aviso,
como saltan redomas y matraces
con líquidos ardientes y voraces,
y derrumbó tu enorme paraíso.

Llegó la enfermedad, llegó la muerte,
vieja causa de lóbregos temores,
y el mundo, fatigado con dolores,
maldijo los misterios de la suerte.

Los humanos crearon la injusticia,
con modos infinitos de miseria,
y amasando con sangre la materia
los fuertes impusieron su codicia.

¿Qué hiciste, Dios? En lágrimas, doliente,
mirabas con asombro lo creado,
conociendo tu infame resultado
con el ojo invisible de tu mente.

Condéname al infierno, si deseas,
aunque me dieras libre pensamiento,
y escucharás tu fúnebre lamento,
sabiendo que malogras tus ideas.

¿Qué hiciste, Dios? ¿Los grandes libertinos
y los ateos no son obra tuya?
¿Merecen que la noche los destruya
labrando sus difíciles caminos?

Acaso, con los ojos abrumados,
huiste lejos del oscuro mundo,
para no destruirlo, furibundo,
tras llenarlo de seres animados;

y se quedó surcando, sin clemencia,
las aguas del océano maldito
llamado cielo, cosmos, infinito,
deseando tu fúlgida presencia.

Quizás aún lamentas el fracaso
y en la noche, tu diáfano reverso,
lloras en un rincón del universo
con el fuego sombrío de tu ocaso.

Los poetas de lúcida locura
te imaginan, misántropo demiurgo,
con aire de canoso dramaturgo,
buscando la piedad en tu figura.

Y te miran de cerca, sin encono,
como se mira al viejo derrotado,
y perdonan tu mundo fracasado
mientras lloran su inútil abandono.