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Papagayo gris africano. Fuente: National Geographic en español |
Hoy vemos una forma de egoísmo. Vemos que algunos no quieren tener hijos. A veces tienen uno, y ya, pero en cambio tienen perros y gatos que ocupan ese lugar.
(Discurso del papa Francisco, pronunciado el 5 de enero de 2022 en el Vaticano)
El papa nos acusa de egoístas
a los que no cuidamos de chavales
y en casa preferimos animales,
hartos de las arengas natalistas
de su romana corte de sofistas.
Elijo, para mal, un guacamayo
que ensordece y atruena, como rayo,
gritando con su labia testaruda,y ante Roma confirmo que, sin duda,joroba más el santo papagayo.
¿Qué defiende este loro sin cadena?
Que sigamos pariendo, como ratas,
al eco de sus órdenes beatas,
y la casa común acabe llena
de gentes apiladas en colmena.
Pero, cuando nos falten alimentos
y nadie coma los divinos cuentos,
¿nos haremos caníbales atroces?
¿El papagayo mandará, con voces,
que lo coman asado los hambrientos?
¿Y, si quedan los hijos en penuria,
les pasará manutención el papa?
¿Su fúlgido tesoro, que se escapa
de las manos impías de la curia,
no será malgastado con lujuria?
Descreamos de santas ilusiones:
él nos pide chavales a millones,
para que, si reciben el bautismo,
la gran estafa del catolicismo
prosiga con escuálidas legiones.