Vistas de página en total

martes, 29 de junio de 2021

El monte

Luna llena sobre Santa Cruz de Tenerife. Foto: Ramiro Rosón

La ladera se curva con su falda
como gran elefante que dormita;
sobre su tenebrosa, gran espalda,
la noche, con sus lágrimas, levita.

Abajo, en el océano, se encumbra
la forma del grandioso plenilunio,
y en resplandores cósmicos alumbra
la negra humanidad en su infortunio.

Un viento fresco llega de la cumbre
y acaricia las próvidas higueras;
entre farolas de cansada lumbre,
sacude las antiguas papeleras.

Miro de cerca las ardientes osas,
la pequeña y la grande; prevalecen
entre miles de luces misteriosas
que surgen, se replican y fallecen.

Los grillos, que simulan estaciones
de radio, van tejiendo, como un hilo
musical, sus monótonas canciones
en la sombra que duerme con sigilo.

Si Leopardi tuvo su colina,
que le impedía ver el horizonte,
yo me pregunto, cuando un sol termina,
sobre la cuesta del humilde monte,

qué me esconde el océano infinito,
bajo su piel de espuma interminable,
y en la quietud lejana solicito
su respuesta, su música inefable.

No hay comentarios: