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sábado, 15 de mayo de 2010

Epitafio ideal de Hölderlin

***
Tumba de Friedrich Hölderlin, situada en el cementerio de Tubinga.

Hacia la tierra vino como un ángel
incandescente y puro,
que descendiera al suelo,
rozándolo un instante,
y luego se elevara,
perdiéndose en el aire de la noche.
La celeste locura
convulsionó su espíritu florido.
Como lo permanente
lo fundan los poetas,
atesoró en sus versos
una belleza inagotable, pura.

9 comentarios:

Emetorr1714 dijo...

Precioso el poema que has escrito,
"la celeste locura convulsionó su espíritu florido", una locura o pérdida de la razón que ya padecía a los treinta años.
Te "robo" la fotografía de su tumba, que imagino debe estar en Tubinga, donde falleció a los setenta y tres años.

Un abrazo Ramiro

Ramiro Rosón dijo...

Fandestéphane:

Efectivamente, los restos de Hölderlin yacen en el cementerio de Tubinga. Se me había olvidado incluir este dato en el pie de foto. La de Hölderlin es una de las dos tumbas, junto con la de Johann Sebastian Bach, que me gustaría ver si viajara a Alemania. Si te interesa saber algo más acerca de este lugar, en la revista “Letras libres” se publicó, hace ya más de seis años, un artículo sobre la tumba de Hölderlin y el cementerio de Tubinga, cuyo enlace es el siguiente:

http://www.letraslibres.com/index.php?art=9221

En cuanto al poema, lo he titulado “Epitafio ideal”, evocando lejanamente el “Epitafio ideal de un marinero”, que forma parte del “Diario de un poeta recién casado” de Juan Ramón Jiménez. Sencillamente, se trata de un breve homenaje, sin más pretensiones, al que se ha convertido en uno de mis poetas favoritos.

Me alegro de que te haya gustado este poema. Un abrazo.

Emetorr1714 dijo...

Muchas gracias por los datos Ramiro, acabo de visitar el enlace y es de sumo interés para mi el artículo sobre el cementerio de Tubinga. Ya podrás adivinar por mi interés en el tema, que la vida de los muertos, es un mundo tan lleno de curiosidades como apasionante. Y a mí me apasiona...

Y ya que mencionas a Juan Ramón Jiménez, aquí te dejo un poema que me gusta mucho y que también forma parte de mi archivo mortuorio:

Aquí hemos dicho : " Muerto "
como un punto final,
y no hemos perdido por lo otro
¡ Pero morir es viajar,
morir es trascender;
y tú estás trascendiendo,
- recordarte sería acompañarte -
en las noches de estrellas,
en las auroras puras,
en las altas puestas de sol,
vivo tú, vivo tú, vivo y ardiente,
sobre la pobre paz de nuestro seco olvido!

Para finalizar te dejo una frase del director de cine sueco Ingmar Bergman:
"Mejor que llegar a la vida eterna por tus obras, es conseguirla por no morirse".
Para poner un toque de humor...

Un abrazo

Ramiro Rosón dijo...

A mí, personalmente, me interesa la pervivencia de los grandes hombres a través de su memoria y sus obras. En este sentido, me parece muy significativo y hermoso que todavía la gente acuda a la tumba de Hölderlin o a la de Chopin, por mencionar dos ejemplos de grandes artistas, para dejar allí flores o mensajes de admiración, desafiando el paso del tiempo y el olvido. Esa costumbre es una señal de que, pese al desinterés general hacia la cultura que a menudo se percibe en la sociedad, el arte sigue vivo en los corazones de los hombres.

Gracias por haber traído a colación ese poema de Juan Ramón Jiménez. Él creía que “morir es trascender” y anhelaba trascender la muerte mediante la poesía. Esta actitud suya se manifiesta, por ejemplo, en algunos poemas relativos a la muerte de su libro “Piedra y cielo”.

Saludos.

Ramiro Rosón dijo...

Gracias, Mario. Ya he tomado nota de tu correo. No publico el comentario, ya que el correo electrónico es un dato confidencial.

Saludos cordiales.

Marisa Peña dijo...

Cuánta belleza y hondura hay siempre en tu poesía...un placer leerte.Besos

Ramiro Rosón dijo...

Muchas gracias, Marisa. Me alegro de que así lo consideres.

Besos.

ana dijo...

... perdiéndose en el aire de la noche.

A veces tan sólo se necesita eso, perderse en una noche, en esa única noche.


Un abrazo.
(deseo que todos tus exámenes hayan ido bien)

Ramiro Rosón dijo...

Querida Ana:

Un temperamento sensible en extremo y la muerte de su amada, Susette Gontard, a la que Hölderlin llamaba Diótima en sus poemas, hundieron al gran poeta en la noche de la locura. Stefan Zweig, en su ensayo “La lucha contra el demonio”, describe así la personalidad de Hölderlin:

“Como una flecha, se dispara siempre por un misterioso arco, tenso hacia las alturas, pues él, para sentir su yo, necesita estar subiendo, estar en unas regiones de exaltado ensueño.”

En cuanto a mí, este curso ha sido bastante difícil, pero gracias a Dios los exámenes me han ido bien, salvo uno al que habré de presentarme en la convocatoria de julio. Muchas gracias por seguir visitando esta página e interesarte por mí.

Un abrazo.