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domingo, 27 de septiembre de 2009

Bonanza de septiembre


Océano en bonanza,
sesteas, dulcemente,
bajo el sol de la tarde,
sobre la media luna de la playa.
Unos niños erigen,
entre voces y risas,
castillos en la arena.
Una bañista, sola y deslumbrante,
se lava en tus orillas,
acariciada por un hondo viento
y una luz atenuada por las nubes.

Cerca de unos escollos,
reposan unas barcas, amarradas.
Y, sobre el horizonte,
la diáfana silueta de un velero
se pierde en la borrosa lontananza.
Una gaviota sube
los dominios del aire,
pero, luego, desciende
y casi roza el agua, volandera.

Océano en bonanza,
eres la suave gloria de septiembre.

12 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Los dos últimos versos son bellísimos..."La suave gloria de septiembre", qué acertadísima imagen poética.Un placer leerte, de corazón.Un abrazo, poeta

Emetorr1714 dijo...

El Océano en calma, una suave gloria, un remanso de paz...
También hay una bonanza dulce en tu blog Ramiro.
Una suave bonanza todos los meses.

Saludos

Ramiro Rosón dijo...

En el momento de la escritura de este poema, la “suave gloria de septiembre” me parecía la expresión más adecuada para definir el océano en calma. En las hojas del calendario, nace el otoño y el verano muere, pero me consuela que la naturaleza, en el mes de septiembre, dilate generosamente el verano en las islas con esta bonanza, aunque a menudo haga un calor húmedo y algo molesto.

Muchas gracias, Marisa. También para mí es un gozo leerte. Un abrazo.

Ramiro Rosón dijo...

Fandestéphane, el océano en calma es una imagen de paz infinita. Ver cómo el agua, un elemento móvil, se remansa inspira una gran serenidad. No siempre hay bonanza en este blog, mas intento que la haya a menudo.

Un abrazo.

ana dijo...

Siempre es un lujo pasarse por tu página. Océano de calma... en los inicios de la noche, cuando ya en casa todo se ha quedado en silencio y nos dejamos llevar por tus palabras.

Saludos, y que sea el inicio de una estupenda semana para tí.

Ramiro Rosón dijo...

A mí también me gusta el silencio de la noche, el conticinio, la hora en que duerme el mundo y el alma puede hablar consigo misma.

Ana, me alegro de que te gusten mis palabras. También es un lujo recibir tus comentarios. Muchas gracias por tu deseo; lo mismo digo.

s dijo...

Precioso poema, Ramiro, me ha encantado.

Ramiro Rosón dijo...

Me alegro de que te haya gustado, Sergio. Gracias por seguirme leyendo; se te echaba de menos en este blog. Un abrazo.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Ramiro, tu escritura es un bálsamo, un cicatrizante. Un abrazo.

Ramiro Rosón dijo...

Ojalá sea así, Mariel. Me gusta pensar en la escritura como catarsis, como vía de sanación de los dolores del alma.

Un abrazo.

ONDA dijo...

Quien estuviera enfrente de ese océano en bonanza...
Manso y reconfortante poema, necesario en estos días.

Ramiro Rosón dijo...

Creo que no viene mal retener en unos versos el océano en bonanza de septiembre, o al menos un poco de él, para evocarlo en los meses del invierno, cuando vengan las borrascas y las nubes con su carga de vientos y lluvias y uno se lamente de la enojosa monotonía de la vida cotidiana.

Muchas gracias, Ignacio, por tu comentario. Un abrazo.