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miércoles, 12 de agosto de 2009

El sueño de los justos

Vincent van Gogh: Naturaleza muerta con tres libros (1887). Óleo sobre tabla.

Al adentrarse en una biblioteca, es desolador acercarse a la sección de poesía y comprobar que los libros duermen el sueño de los justos. Nadie los hojea siquiera; nadie los ha solicitado en préstamo durante largos años. Garcilaso, Fray Luis o Quevedo siguen arrumbados en las estanterías, guardando silencio, esperando alguien a quien comunicar los caudales de belleza que atesoran. Sin duda, el menosprecio de las letras es algo común en nuestros días; un síntoma de la aguda crisis, no sólo económica, sino también de valores, que estamos atravesando. Y tengo la sensación de que, si deseamos buscar una salida a esa crisis de valores, debiéramos volver los ojos a la tradición literaria, de los clásicos griegos a la actualidad. O Europa vuelve a asumir los valores del humanismo (la consideración del individuo como ciudadano y no mero consumidor de bienes; el arte, entendido como nutrición del espíritu y no como rentable mercancía de lujo; la importancia del individuo frente a la masa) o la sociedad de consumo acabará hundiéndola en una miserable decadencia, a la que ya se dirige de forma inconsciente.

16 comentarios:

Jesús Cotta Lobato dijo...

Creo que has dado en la clave. Ya mismo los poetas comenzaremos a dejar de ser vistos como tipos raros y nos convertiremos en tipos peligrosos.

Ramiro Rosón dijo...

Jesús, espero que a los poetas no lleguen a considerarnos como individuos peligrosos (Dios no lo quiera), mas la verdad es que el menosprecio de las humanidades señorea en todas partes. A nadie suele verse en la calle hablando de filosofía o literatura. Por otro lado, muchos escritores han sido “peligros” para los poderosos de este mundo, pues a menudo cuestionan el orden establecido en el país y el período histórico en los que viven. Los buenos libros espolean la curiosidad y el sentido crítico, que son duros látigos para los abusos y las atrocidades de los poderosos. Sin embargo, si no recuerdo mal, en España tenemos uno de los índices de lectura más bajos de Europa, según afirmaba la prensa hace unos meses, y estoy convencido de que ese índice explica un buen número de los problemas que sufrimos.

Muchas gracias por tu lectura. Un abrazo.

Emetorr1714 dijo...

Desde El pozo y el péndulo he dado un salto para saludarte y comentarte que tienes razón en el panorama desolador de la poesía. Uno de cada mil que pregunto si le gusta o lee poesía me contesta afirmativamente. Recuerdo uno -y había sido director de una agencia del Banco
Central- que me dijo que solo leía libros de terror. Creo que se volvió loco -como decía Rilke- al no hacerse poeta...

Un saludo

Ramiro Rosón dijo...

En efecto, la poesía sigue siendo un género minoritario. Por más conferencias, lecturas y presentaciones que se celebran, por más antologías que se editan, nadie logra sacarla de su marginación; nadie consigue derrumbar ese muro de indiferencia con el que numerosos libros de buena poesía son recibidos. Así de ciego es el mundo, que a menudo no reconoce el trabajo de quienes merecen su reconocimiento.

En mi opinión, la banalidad de nuestra época es la causa de esa indiferencia. Uno de los principios en que se basa la sociedad de consumo es el desprecio de las cosas del espíritu, entre las que se halla la poesía. Otra causa sería la literatura comercial (es decir, “El Código da Vinci” y todos los novelones de la misma ralea), esos libros escritos para venderse como rosquillas y que al cabo de unos años se hunden, inevitablemente, en la fosa del olvido. Nada más propio de la sociedad de consumo, que degrada las zonas más elevadas del espíritu humano, convirtiéndolas en objetos de mercadeo.

Me gusta la frase de Horacio “prodesse et delectare” (es decir, “enseñar y deleitar”), que resume cuál debería ser el fin de la escritura. Si bien el consejo horaciano se seguía sobre todo en el Siglo de las Luces, a la hora de componer fábulas en verso prosaico, creo que para enseñar y deleitar no son indispensables las fábulas, ya que la buena poesía nos enseña las verdades fundamentales de la vida humana y a la vez nos deleita con sus imágenes y su ritmo.

¡Pobrecillo banquero! Debería haber leído novelas de caballería, para que le hubiera entrado la hermosa locura de don Quijote...

Gracias por tu lectura, Fandestéphane, y bienvenido a este blog. Saludos cordiales.

Freia dijo...

Es difícil Ramiro decir más con menos líneas. Mientras el ser humano no vuelva de nuevo a beber de los libros, aprendiendo de ellos, estamos condenados al puro consumismo.
Ha sido un auténtico bálsamo, pasarme por tu casa y gracias por tus palabras en mi blog. Ahora intentaré contestaros.
Un abrazo, Ramiro.

Ramiro Rosón dijo...

Los buenos libros son como faros que guían a las naves errantes en el océano, que la noche convierte en un inmenso páramo de sombras. Ellos nos alientan y nos alumbran los senderos de la vida, a menudo sombríos y confusos. Todo buen lector ha sentido, alguna vez al menos, la muda compañía de los libros, la tenue caricia de sus páginas blancas o amarilleadas por los años. Algunos los consideramos como una segunda patria. Sin ellos, la humanidad se hallaría absolutamente perdida, vagando en las tinieblas de la ignorancia y la barbarie. Sin ellos, estamos condenados a vendarnos los ojos, negándonos la luz de la sabiduría, y a guiarnos por los anuncios de televisión y la megafonía de los grandes almacenes, pregonera de rebajas y ofertas.

Gracias a ti por visitarme, querida Freia. Me alegra mucho que estas humildes palabras mías, estas humildes líneas a las que yo no daba demasiada importancia, te hayan servido de bálsamo. Sólo por eso ha merecido la pena escribirlas.

Un fuerte abrazo.

Luis Javier Capote Pérez dijo...

Para que la sociedad en general sea consciente del valor de la Poesía, la Narrativa, la Ciencia o la Cultura en general, hay que hacer una labor que tradicionalmente ha sido muy mal considerada en ciertos ámbitos: la divulgación. ¿Cómo se puede querer aquello que se desconoce? ¿cómo se puede valorar aquello que nunca ha sido probado? Es la primera vez que comento, aunque ya me he pasado por aquí alguna vez y me gusta esta reflexión, porque plantea un problema de nuestro tiempo: tantos medios para difundir la información y tan poco interés por que se haga.

Ramiro Rosón dijo...

Tiene usted razón, don Luis. No se valora demasiado a los divulgadores, cuando a menudo son ellos quienes más trabajan por la cultura. En las vidas de muchos escritores, a menudo, se descubren familiares, amigos y maestros que les enseñaron el goce de leer y los animaron a escribir. Lo mismo sucede con el resto de las profesiones, aunque también se hayan dado vocaciones literarias y de otras índoles en ambientes desfavorables. Éstas no decayeron gracias a la tenacidad y el esfuerzo de quienes las han sentido. Por otro lado, mi afición musical me lleva a pensar en la figura de Johann Sebastian Bach. No cabe duda de que Bach fue uno de los músicos más geniales de la historia, pero, ¿habría sido el mismo si no hubiera nacido en una familia de músicos como la suya? ¿Habría sido, tal vez, un músico mediano y no “el padre de la música” si no hubiera recibido una vasta educación musical desde la infancia? No lo sabemos; yo sólo dejo las preguntas en el aire.

Sin duda, la divulgación, ya sea de literatura, ciencia o cultura general, es una empresa laboriosa, y, cuando no da los frutos deseados, se vuelve ingrata. Me desconcierta cómo se desaprovechan los medios de comunicación actuales, que, bien utilizados, servirían a buena parte de la Humanidad para instruirse y cultivarse, realizando uno de los ideales de la Ilustración: el acceso universal a la cultura. Me asombra esa paradoja de la historia. Quizá se deba a que los grandes medios de comunicación (por ejemplo, los grandes periódicos y canales de televisión) distorsionan la información de acuerdo con intereses políticos y económicos... El desinteresado servicio a la cultura no llenaría sus arcas de dinero. La radio y el cine son dos mundos aparte; aunque no sean ajenos a los intereses, en ambos pueden hallarse grandezas y mediocridades. Sin embargo, creo que la red podría ser una buena herramienta divulgadora, ya que los internautas pueden buscar información a cualquier hora, seleccionarla de entre una variedad inmensa de fuentes y publicarla con gran libertad, como es el caso de quienes escribimos una bitácora. Desgraciadamente, en la red hay también demasiada “basura”; es decir, contenidos zafios, banales o mediocres.

Muchas gracias por su visita; me alegra que le haya gustado esta breve reflexión. Sea bienvenido y vuelva cuando quiera. Espero que esté pasando unas buenas vacaciones.

Saludos cordiales.

Olga Bernad dijo...

Pone triste pensar en todo esto. Quizá también un blog pueda ayudar a divulgar aquello que nos importa, y también a ser receptores de cosas que nunca encontraríamos en la biblioteca. Lo importante no es tanto el formato como el contenido, aunque yo soy partidaria del libro hasta la superstición...
De todas formas el blog está muy desprestigiado (a veces con motivos y a veces con prejuicios) pero huele a vivo, eso creo.
Un saludo.
Muy interesante la entrada, Ramiro.

ana dijo...

Muy interesante tu comentario Olga.

Ramiro, es cierto, yo pocas veces he sacado libros de poesía, muy poquitas veces. Y sin embargo aquí estoy, cerca de algunos blogs de palabras infinitas...
... no a todos se nos ha dado la capacidad de la palabra, ese saber llegar a ese lugar de luz y silencios que el poeta nos regala. Ese saber descifrar la luz de las palabras no es tan sencillo. Precisa de un alma elevada. Y sin embargo, de alguna manera, ahí estamos, lo intentamos.

"A pesar de que en algunos mortales afortunados, poesía y pensamiento hayan podido darse al mismo tiempo y paralelamente, a pesar de que en otros más afortunados todavía, poesía y pensamiento hayan podido trabarse en una sola forma expresiva, la verdad es que pensamiento y poesía se enfrentan con toda gravedad a lo largo de nuestra cultura. Cada una de ellas quiere para sí eternamente el alma donde anida. Y su doble tirón puede ser la causa de algunas vocaciones malogradas y de mucha angustia sin término, anegada en la esterilidad". María Zambrano.

Pues eso... que a veces a todos nos es dado el saber leer. Y bueno, también es lo que dices, que son tiempos difíciles para mirar alto...

Saludos.

Luis Javier Capote Pérez dijo...

Don Ramiro: el problema de muchos de esos medios es que se mueven sobre la base de parámetros puramente económico. Vale si gana, pero no gana porque vale. Los medios de comunicación son instrumentos que hacen eco con aquello con que se les quiere alimentar. Hay buenos ejemplos que ponen a prueba la regla general, como por ejemplo esta misma bitácora o los suplementos culturales del Diario de Avisos o de La Opinión de Tenerife.

Ramiro Rosón dijo...

Olga:

Como bien dices, desconsuela pensar en lo difícil que resulta a menudo la divulgación de la cultura. No hay cosa más desalentadora que echar una ojeada a la vulgaridad que nos rodea, en los medios de comunicación y en las calles. No soy clasista, sino todo lo contrario; me gustaría vivir en una España más culta, donde no sólo se llenaran siempre los estadios de fútbol, sino también los teatros, y donde todo el mundo accediera a la cultura. Acudir a un teatro lleno siempre será más gozoso que acudir a uno al que sólo vayan unos pocos “elegidos”. Desgraciadamente, los seres humanos, sin la cultura, somos esclavos de los prejuicios sociales, las ideologías políticas o los fanatismos religiosos (no debe confundirse el fanatismo con la fe); y enseguida nos convertimos en carne de cañón, dispuesta a cometer los mayores crímenes e inmolarse en los campos de batalla, en nombre de ideas absurdas. La cultura es el fundamento de la libertad.

Igual que tú, soy un defensor incondicional de los libros; y reconozco que me gustan las ediciones bellas y cuidadas. Sin embargo, no creo que haya de existir una rivalidad entre los libros y los blogs, sino que ambos pueden convivir en paz, cada uno en su sitio: los libros, en las estanterías; los blogs, en los ordenadores. No nos privemos de ninguno de los dos. El blog tiene la inmediatez y la frescura de un diario; sus entradas pueden enmendarse, a diferencia de los libros, y podemos conocer las opiniones de nuestros lectores y dialogar con ellos a través de sus comentarios. Pero carece de la solidez y la consistencia de los libros y su estructura es algo desordenada.

Agradezco de veras tus comentarios. Saludos cordiales.

Ramiro Rosón dijo...

Ana:

Como siempre, María Zambrano nos invita a pensar con sus reflexiones. A menudo, parece darse un antagonismo entre la poesía y el pensamiento. La filosofía, muchas veces, crea sus sistemas a base de razonamientos, con el ansia de conocer la verdad. Sin embargo, la poesía busca la verdad a través de la emoción y el ritmo. Cada poema tiene su lógica interna, que no siempre coincide con la lógica del razonamiento. Recuerdo que Antonio Gamoneda, el gran poeta leonés, dijo, en una lectura celebrada en Santa Cruz de Tenerife en mayo del año pasado, en el seno de un congreso sobre el poeta canario Luis Feria, que “la poesía es una forma de conocimiento”. Y tal vez sea una forma de conocimiento, o, al menos, de recordarnos las verdades esenciales de nuestra condición humana. En todo caso, éste es un tema que serviría para largos debates.

Sin duda, son tiempos difíciles para la altura de miras. La banalidad nos acosa de manera obstinada.

Muchas gracias por visitarme; se echaban de menos tus comentarios en este blog. Saludos cordiales.

Ramiro Rosón dijo...

Luis:

“Poderoso caballero / es don Dinero”, como dice el estribillo de la canción de Quevedo. Muchos se humillan ante el oro, como la joven que habla a su madre en esa canción, y los periódicos también. Y, en efecto, los periódicos se hacen eco de lo que sus redactores deciden; cuando ello sucede con demasiada frecuencia, se acaban convirtiendo en grandes panfletos.

Por ventura, toda regla general tiene sus excepciones, que la confirman. Cuando escribí la respuesta a su comentario, yo no estaba pensando en los periódicos locales, sino en los de tirada nacional (por eso dije “los grandes periódicos”). Conozco los suplementos culturales que menciona usted y, seguramente, detrás de ellos hay personas de buena voluntad que desean hacer un periodismo de calidad y comprometido con la cultura. Y un servidor… intenta escribir este blog lo mejor posible, en la medida de sus humildes posibilidades. Gracias por el elogio.

Saludos cordiales de nuevo.

' Mirinhaa ♥ dijo...

Concordo com todos,sou basilheira e digo a vocêes,que quase ninguem valoriza os poestas,ou seja,quase todos naum gostam de ler poemas.
Mas eu gosto muito.
e sei q em breve terá muitas e muitas noviades de poemas poraii ♥

Ramiro Rosón dijo...

Mirinhaa, no sé nada de portugués, pero creo que más o menos he entendido tu comentario. Y es verdad lo que dices: casi nadie valora a los poetas y a casi nadie le gusta leer poesía. La poesía es un género minoritario. Suele decirse que los poetas se leen entre ellos y a menudo sucede así.

Un saludo y bienvenida.