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domingo, 12 de julio de 2009

Apuntes de Galicia (I)


Hoy, he evocado un viaje
que hiciera con mis padres, en la infancia,
a san Martín de la Ribera,
una lejana aldea de Galicia,
en cuyo suelo sus raíces
ahonda la familia de mi padre.

Una tarde de julio,
soy apenas un niño que desciende,
por una senda angosta,
a la margen de un río.
Ven mis ojos el río, deslumbrados,
absortos en las ondas.
Es el Navia, que suena, melodioso;
que bordean los álamos ancianos,
erguidos como lanzas,
en las húmedas márgenes umbrosas;
que refresca el ambiente
caluroso de julio.
En el hondo silencio
de san Martín de la Ribera,
vuelvo al estado original del hombre:
la comunión hermosa con el mundo.

Sólo porque esa tarde
gocé de aquel estado
inefable de gracia,
mi largo viaje mereció la pena.
Deseaba quedarme en ese bosque
y en esas márgenes del Navia,
morando, silencioso,
ese paisaje de Galicia.

(Aldea de san Martín de la Ribera, Lugo)

2 comentarios:

Olga Bernad dijo...

Yo también hice un viaje a Galicia cuando niña, el único que he hecho hacia esa tierra, y me resulta familiar esa mezcla de recuerdo y recreación del mundo cuando intentamos recuperarlo con ojos de niño:
"...vuelvo al estado original del hombre:
la comunión hermosa con el mundo."
Me parece unos poemas deliciosos, estos apuntes sobre Galicia.
Gracias por visitarme, Ramiro, y muchísima suerte con este blog.

Ramiro Rosón dijo...

Me alegro de que compartas las sensaciones que emanan estos poemas. Como bien dices, he querido mirar la naturaleza con ojos de niño, y, aunque la infancia todavía no me resulta demasiado lejana, porque soy bastante joven, creo que en esa edad vemos el mundo bajo una luz única y deslumbrante: la luz de la inocencia. Y, en buena medida, estos poemas son intentos de recobrar la inocencia, de no olvidar jamás aquella visión inmaculada y prístina del mundo, fijándola en la escritura.

Muchas gracias a ti, Olga, por tu visita y tu comentario.